El síndrome de piernas inquietas en personas mayores

El síndrome de piernas inquietas en adultos mayores

El síndrome de piernas inquietas en personas mayores causa un impulso irrefrenable de levantarse, moverse, caminar, etc. Esto puede ser un problema En el día a día, impidiendo el descanso. También puede llegar a ser un impedimento para poder dormir adecuadamente.

Qué es el síndrome de piernas inquieras

El síndrome de piernas inquietas, o enfermedad de Willis-Ekbom, es un problema del sistema nervioso que causa molestias, principalmente en las piernas. Ésta molestia puede surgir en forma de hormigueo, quemazón, tensión en los músculos inferiores de las piernas, etc. A pesar de ello, también puede ocurrir en otras zonas, como los brazos.

Suele durar aproximadamente una hora, y es más frecuente durante la noche o tras largos periodos de inactividad muscular, como estar sentado o tumbado largos periodos de tiempo.

Esto puede llegar a causar problemas a largo plazo, y problemas en la calidad de vida de la persona mayor. Puede ocasiones insomnio, ansiedad o depresión, confusión o desorientación, etc.

Principales causas

Dictaminar el motivo puede llegar a ser complicado. En ocasiones, no es posible saber qué lo ha causado exactamente. Sin embargo, hay dos posibles causas o factores que pueden influir:

  • Factores hereditarios: puede haber diferentes genes y neuronas involucradas en esta enfermedad. de hecho, las neuronas responsables se relacionan también con las que controlan el ritmo vigilia-sueño. Es posible por tanto que haya un factor biológico y genético.
  • Causado por otras enfermedades: las personas mayores que sufren esta enfermedad a menudo sufren otras patologías como diabetes, anemia, insuficiencia de hierro, esclerosis múltiple, Párkinson, etc.

Síntomas

La gravedad y recurrencia de los síntomas puede variar dependiendo de la persona. Puede ser más o menos grave, diario o esporádico, etc. A pesar de ello, trataremos de ver los principales síntomas, para entender y detectar mejor la enfermedad si esta se está produciendo.

  • Molestia en las piernas: puede producirse una sensación de hormigueo, quemazón, picor, etc. Las sensaciones varían, y aunque suelen darse en las piernas, también pueden ocurrir en los brazos o en los pies. Dicha sensación, aunque no llega a ser un dolor se produce a un nivel profundo (no es superficial, y se suele describir a un nivel más muscular que de la piel). La molestia cesa ante el movimiento, y suele darse tras largos momentos de inactividad.
  • Movimientos repentinos y periódicos: son involuntarios. Pueden llegar a causar una gran irrupción en la vida de la persona mayor si está tratando de descansar, o dormir. Esto es debido a que puede ocurrir, aunque la persona esté dormida, despertándola irremediablemente.

Tratamiento del síndrome de piernas inquietas en personas mayores

Por desgracia, como en realidad ocurre con muchas enfermedades, no existe una cura. Por el contrario, los tratamientos que se usan van encaminados a tratar los síntomas. Con ello, es posible minimizar las molestias y mejorar la calidad de vida de la persona que lo sufre.

Las medidas a seguir no son exclusivamente farmacológicas, si no que hay varias cosas al alcance de nuestra mano que pueden ayudarnos:

  • Disminuir el estrés: éste puede empeorar nuestros síntomas, o hacerlos aun más molestos. Cuanta mayor es la tranquilidad que tengamos más posibilidades tenemos de sentirnos mejor. Por ello, técnicas de relajación, meditación pueden ayudar. También estrategias para la solución de problemas, que nos ayuden a enfrentarnos a situaciones desafiantes.
  • Mejorar la atención: aunque pueda resultar extraño, focalizar nuestra atención a un estímulo específico puede ayudar a concentrarnos cuando las molestias sucedan, y desviar nuestro foco de los síntomas. Videojuegos, puzles, juegos de mesa, pasatiempos… pueden ser de gran ayuda.
  • Evitar alimentos perjudiciales: sustancias como el té o el café, que resultan estimulantes, pueden empeorar los síntomas. También deberían evitarse otras como el tabaco o el alcohol.
  • Realización de ejercicio físico: concretamente ejercicios de estiramiento para la zona afectada pueden ayudar a relajarla y disminuir las molestias.
  • Control de la temperatura: pueden mejorar mucho la situación desde baños de agua caliente hasta compresas de agua fría.
  • Masajes en las piernas: relajar la zona, como venimos diciendo, siempre es una buena idea. ¿Y quien se resiste a un buen masaje?
  • Contacta con tu médico: por supuesto, las medidas farmacológicas también son importantes. Lo primero que hará será revisar tu medicación, ya que ciertos fármacos como antidepresivos, antipsicóticos o antihistamínicos podrían empeorar los síntomas. Además, en muchas ocasiones, puede ser útil un tratamiento con hierro. Dependiendo de la gravedad de los síntomas, el médico también valorará otros tratamientos. Si la enfermedad es más grave el tratamiento será continuo. Si no, tan solo lo usará para los momentos de mayor gravedad.
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