Psoriasis en la tercera edad

Psoriasis en las personas mayores

La psoriasis en la tercera edad es especialmente importante. La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que puede afectar a personas de todas las edades. Sin embargo, a  medida que envejecemos, nuestra piel se vuelve más delgada, seca y menos capaz de sanar. Por eso, para los adultos mayores, los síntomas físicos y emocionales de la psoriasis pueden afectar significativamente a su calidad de vida.

La psoriasis en la tercera edad no solo causa molestias físicas como picazón, dolor y enrojecimiento, sino que también puede tener un impacto emocional profundo.

Las personas mayores que la padecen pueden experimentar una disminución en la autoestima, aislamiento social, y en algunos casos, depresión. Además, la psoriasis en esta etapa de la vida a menudo se presenta junto con otras condiciones de salud, como la artritis psoriásica, que agrava aún más la situación, limitando la movilidad y la independencia de la persona afectada.

Con el cuidado adecuado, es posible aliviar muchos de los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas mayores que viven con psoriasis.

Entendiendo la psoriasis en la tercera edad

La psoriasis es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta principalmente a la piel. Sin embargo, también puede involucrar las articulaciones y otros órganos. Se caracteriza por la presencia de escamas gruesas y manchas rojas que pueden ser dolorosas y causar picazón. Estas lesiones suelen aparecer en áreas como el cuero cabelludo, codos, rodillas y espalda, aunque pueden afectar cualquier parte del cuerpo.

Además, en las personas mayores, la psoriasis puede presentar desafíos particulares. Entre ellos podemos encontrar los siguientes:

  • Piel más delgada y seca: A medida que envejecemos, la piel se vuelve más delgada, seca y menos elástica, lo que agrava los síntomas de la psoriasis al hacer que las lesiones sean más propensas a la irritación y el daño.
  • Curación lenta: Los procesos de curación de la piel se ralentizan en los adultos mayores, lo que significa que las lesiones psoriásicas pueden tardar más tiempo en sanar, prolongando el malestar.
  • Impacto en la movilidad: Las lesiones psoriásicas pueden ser debilitantes, especialmente si afectan áreas como las manos, pies o articulaciones, limitando la capacidad del adulto mayor para realizar actividades cotidianas y afectando su comodidad general.
  • Impacto emocional: La apariencia de la piel afectada por la psoriasis puede causar vergüenza o incomodidad, llevando a un aislamiento social. Este aislamiento puede, en algunos casos, derivar en depresión.
  • Comorbilidades: La psoriasis en personas mayores a menudo coexiste con otras enfermedades crónicas, como la diabetes o la hipertensión, complicando aún más su manejo y tratamiento.

Para la población de adultos mayores, la psoriasis no es solo una enfermedad de la piel; es una condición que afecta su bienestar general. Un manejo adecuado y un apoyo constante son esenciales para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

Consejos para el cuidado de la psoriasis en personas mayores

Cuidar a una persona mayor con psoriasis en el hogar requiere un enfoque integral que aborde tanto los síntomas físicos como los aspectos emocionales de la enfermedad:

Cuidado de la piel

El cuidado de la piel es fundamental para manejar la psoriasis en adultos mayores. Mantener la piel bien hidratada es esencial, ya que ayuda a reducir la sequedad y la irritación, disminuyendo la aparición de brotes. Se recomienda aplicar cremas hidratantes espesas, preferiblemente inmediatamente después del baño, para sellar la humedad. Además, es importante usar productos suaves y sin fragancia para evitar la irritación.

Los baños deben ser con agua tibia, nunca caliente, ya que el agua caliente puede agravar la sequedad de la piel. Añadir avena coloidal o aceites especiales al baño puede ayudar a calmar la piel inflamada. Asimismo, es aconsejable que las personas mayores con psoriasis usen ropa suelta y de materiales naturales como el algodón, que minimizan la fricción y permiten que la piel respire, contribuyendo a un mejor manejo de la condición en el día a día.

Gestión del estrés:

La gestión del estrés es crucial en el manejo de la psoriasis, especialmente en adultos mayores, ya que el estrés puede desencadenar o empeorar los brotes. Incorporar actividades relajantes en la rutina diaria es una forma efectiva de reducir el estrés. Técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o el yoga suave pueden ser muy beneficiosas, ya que ayudan a calmar la mente y reducir la tensión corporal.

Mantener una vida social activa y emocionalmente equilibrada también es importante. Para los adultos mayores, el apoyo de familiares y amigos es clave para combatir el aislamiento y la ansiedad. Participar en actividades que les resulten placenteras, como la lectura, la jardinería o las manualidades, puede contribuir significativamente a su bienestar emocional.

Es fundamental que reconozcamos los signos de estrés en las personas mayores y les brindemos el apoyo necesario para manejarlo. Esto les ayudará a mejorar tanto su salud física como mental.

Dieta y hábitos saludables:

La dieta y los hábitos saludables desempeñan un papel vital en el control de la psoriasis en adultos mayores. Una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras y alimentos con ácidos grasos omega-3, como el pescado y las nueces, puede ayudar a reducir la inflamación, uno de los factores que agrava la psoriasis. Es importante evitar alimentos procesados, altos en grasas saturadas y azúcares, ya que pueden desencadenar o empeorar los brotes.

Además, mantenerse bien hidratado es esencial para mantener la piel en buenas condiciones. Se recomienda a los adultos mayores beber suficiente agua a lo largo del día.

El ejercicio moderado también es beneficioso, no solo para la salud general sino también para reducir el estrés y mejorar la movilidad, especialmente si la psoriasis se acompaña de artritis psoriásica. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga suave ayudan a mantener el cuerpo activo sin causar tensión adicional en las articulaciones.

Buscar ayuda profesional

Buscar ayuda profesional es fundamental para el manejo adecuado de la psoriasis en adultos mayores. Aunque el cuidado en el hogar es esencial, ciertos síntomas pueden requerir la intervención de un dermatólogo, especialmente si las lesiones empeoran, se infectan o causan dolor intenso. Además, la psoriasis en personas mayores a menudo coexiste con otras condiciones, como la diabetes o la hipertensión, lo que hace necesario un enfoque multidisciplinario.

Es importante estar atento a signos de complicaciones, como la aparición de artritis psoriásica, que puede manifestarse con dolor y rigidez en las articulaciones. En estos casos, un reumatólogo puede ser necesario para manejar los síntomas.

Además, el apoyo de un profesional de la salud mental es valioso si la psoriasis está afectando el bienestar emocional del paciente. Los profesionales pueden ofrecer tratamientos y estrategias personalizadas que mejoren tanto la salud física como la calidad de vida del adulto mayor.

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