Los dolores de espalda en personas mayores son por desgracia muy comunes. Pueden tener diversos orígenes, casusas, etc. No por ello sin embargo hay que cometer el error de asumirlos o no hacer nada.
En primer lugar, es importante entender su causa y tratar de paliar los síntomas. También se debe hacer lo posible por evitar el dolor y luchar para lograrlo prevenir siempre que sea posible.
Índice
Entendiendo más acerca de los dolores de espalda en personas mayores
Lo que comúnmente conocemos como “dolor de espalda” es lo que podríamos llamar lumbalgia. La lumbalgia es en realidad la presencia de dolor en la zona lumbar. Ésta, sin embargo, no solo afecta a la espalda. También puede ocasionar molestias y dolores en la cintura y puede llegar a recorrer los glúteos y los muslos.
Puede tener muchas causas, si bien entre las más frecuentes suelen estar posturas o esfuerzos inadecuados: levantar mucho peso, caídas, movimientos posturalmente inadecuados, etc.
Sin embargo, entre las personas mayores las posibles causas de lumbalgia son más elevadas. Posibles causas serían las siguientes:
- Enfermedades como la artrosis, la osteoporosis, la estenosis, etc, que pueden desgastar los huesos o la columna vertebral.
- Pérdida de masa muscular u otras alteraciones en la musculatura. Esto puede tanto aumentar el riesgo de sufrir lumbalgia como el riesgo de que al padecerla esta perdure en el tiempo.
- La inactividad física o excesivo reposo, que ocasiona que se pierdan los reflejos nerviosos, lo cual a su vez puede ocasionar que se produzcan contracturas, y que se puedan llegar a producir atrofias musculares.
Síntomas de la lumbalgia
Los dolores de espalda, aunque puedan parecer simples, no son todos iguales. Diferentes tipos de dolor pueden aparecer de formas distintas y causar síntomas diferentes.
los dolores de espalda en personas mayores pueden ser producirse, por ejemplo, con una excesiva rigidez, siendo más común por la mañana y por la noche. En esos casos es frecuente por lo tanto que el dolor interrumpa el sueño y que se produzca de una forma intermitente o constante, empeorando con la actividad física. También se puede producir un exceso de rigidez.
En cambio, en otras ocasiones, el dolor se pronuncia no en función del momento del día, si no con el movimiento (cuando se está de pie o se camina). En esos casos, el dolor tiende a desaparecer cuando se está sentado. Es frecuente que el dolor baje a la espalda, las nalgas y las piernas. Los síntomas en este caso varían en gravedad y puede ser de lenta evolución.
Tratamiento y prevención de los dolores de espalda en personas mayores
Si no es tratada, la lumbalgia puede llegar a provocar dolores a largo plazo. Esto resta la autonomía que la persona mayor puede tener en el día a día. Esto es porque estos dolores de espalda pueden llegar a ser muy limitantes, impidiendo que la persona mayor realice muchas de sus actividades cotidianas del día a día.
Por ello, como es habitual, lo más importante es la prevención de éstos dolores. Entre las cosas que podemos hacer para evitar sufrir lumbalgia encontramos lo siguiente:
- Realización de un nivel adecuado de ejercicio físico: tan malo es el exceso como la falta de ejercicio. Del mismo modo, habrá que tener en cuenta el tipo de ejercicio que hacemos y la línea base de la que partimos. Si no solemos hacer nunca ninguna actividad, no podemos pasar de un día para otro a hacer demasiado, ya que correríamos el riesgo de lesionarnos. Sin embargo, dejarse no es bueno, ya que los músculos podrían atrofiarse. Por ello, lo mejor es empezar progresivamente e ir aumentando poco a poco. Lo más importante es la constancia.
- Higiene postural adecuada: mantener posturas que eviten lesiones es básico para prevenir dolores en el futuro. Parece fácil, pero si nos hemos acostumbrado a sentarnos mal o a poner malas posturas al dormir, es difícil romper el hábito. Sin embargo, los beneficios pueden ser más de los que nos habíamos planteado.
Una vez que no hemos logrado prevenir el dolor de espalda, sin embargo, no está todo perdido. Aun podemos trabajar para que nuestro cuerpo se recupere lo mejor posible. Estos son los consejos más útiles:
- Fisioterapia: nadie mejor que un experto para decirnos cómo ayudar a nuestro cuerpo a recuperarse si queremos evitar lesiones o problemas aun mayores. El propio profesional será quien mejor puede aconsejarte qué tipo de ejercicio hacer, con qué frecuencia y cómo. También podrá recomendar si son oportunas otras terapias como terapia con calor, estiramientos, etc.
- Continúa manteniendo una buena higiene postural: vístete cuando estés sentado y cruza la pierna para calzarte. Cuando duermas, hazlo boca arriba o en posición fetal, pero nunca lo hagas boca abajo. Al permanecer de pie, procura apoyar uno de los pies en algún lugar elevado, como un escalón. Cuando te sientes, evita encorvarte o mantener el cuello doblado.
- Realiza estiramientos suaves, anda o da paseos… no es el momento para correr o levantar peso, pero puede haber muchos tipos de ejercicio que te pueden beneficiar, e contrariamente a lo que podemos pensar la completa pasividad (no moverse apenas de la silla o del sofá y la cama) no es lo que nuestro cuerpo puede estar necesitando.
- Consulta con el médico si puedes o si te conviene tomar alguna clase de analgésico o de calmante para el dolor.
Lo más importante siempre ante cualquier duda es siempre consultar con el profesional y seguir sus instrucciones a rajatabla. Son ellos los que saben qué debemos y podemos hacer, pero para ello es necesario que tengan toda la información. Por eso, es importante entender qué hemos hecho previamente a la aparición del dolor, qué podemos hacer, qué sentimos exactamente… y desde luego, no rendirse.