Las necesidades nutricionales de las personas en la tercera edad varían con el tiempo. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios significativos que afectan cómo procesamos y absorbemos los nutrientes. Una alimentación adecuada puede prevenir y manejar diversas enfermedades, mejorar la funcionalidad física y cognitiva, y aumentar la longevidad.
La importancia de la nutrición en la tercera edad no puede ser subestimada. Con el paso de los años, las personas mayores pueden enfrentar una disminución del apetito, alteraciones en el gusto y el olfato, y problemas de masticación y digestión. Estos factores pueden llevar a una ingesta insuficiente de nutrientes esenciales, contribuyendo a la fragilidad y a un mayor riesgo de infecciones y complicaciones de salud.
En esta entrada de blog puedes revisar las principales actuaciones y consejos para mejorar la nutrición, así como comprender las principales causas de desnutrición en personas mayores.
Sin embargo, es necesaria una comprensión más profunda de las necesidades nutricionales de las personas mayores, así como de la mejor forma de actuar ante ellas.
Índice
Como atender las necesidades nutricionales de las personas en la tercera edad
La nutrición juega un papel crucial en la salud y el bienestar general de las personas mayores. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios fisiológicos que afectan nuestras necesidades nutricionales y la capacidad de absorber nutrientes esenciales. Por esto la nutrición especializada es un elemento fundamental para mantener una buena calidad de vida en la tercera edad.
Con la edad, el metabolismo se ralentiza, y las necesidades calóricas disminuyen, aunque las necesidades de nutrientes esenciales como las proteínas, las vitaminas y los minerales pueden aumentar. Además, la pérdida de masa muscular, la disminución de la densidad ósea y la alteración de la función inmunológica son comunes en esta etapa de la vida.
Una dieta rica en nutrientes específicos puede ayudar a mitigar estos efectos y prevenir enfermedades crónicas.
En concreto, las personas mayores suelen necesitar una mayor ingesta de proteínas para mantener la masa muscular, con alimentos como pollo o pescado. También es importante una adecuada cantidad de calcio y vitamina D para fortalecer los huesos. La fibra es también crucial para una buena digestión y para prevenir el estreñimiento, un problema común en la vejez. Además, la hidratación es fundamental, ya que la sensación de sed disminuye con la edad, aumentando el riesgo de deshidratación.
De la misma manera, a la hora de tomar carbohidratos, es preferible el uso de granos enteros y verduras para asegurar un suministro constante de energía y fibra. Por último, la ingesta de grasas saludables como aceites vegetales, aguacates o furtos secos, mejoran la salud cardiovascular.
Seguir estos principios ayuda a las personas mayores a mantener una buena salud, previniendo o gestionando mejor condiciones como la insuficiencia renal, la diabetes y las enfermedades cardíacas.
Consejos prácticos para los cuidadores
Adaptar la nutrición a las necesidades y circunstancias de cada persona es vital, como estamos viendo. Sin embargo, no significa que sea una tarea sencilla. A menudo podemos sentir que no sabemos por dónde empezar. Veamos unos consejos básicos:
Planificación y preparación de las comidas
En primer lugar, es importante una adecuada planificación de las comidas. Preparar y organizar menús semanales puede ayudar a asegurar una dieta equilibrada y adecuada para las necesidades del paciente. Incluir una variedad de alimentos nutritivos y establecer horarios regulares de comida puede facilitar la gestión de la dieta y evitar decisiones de última hora que puedan resultar en opciones menos saludables.
También podemos mejorar la preparación de los alimentos, mediante por ejemplo la cocción de alimentos saludables. Optar por métodos de cocción que conserven los nutrientes y reduzcan el uso de grasas saturadas y azúcares añadidos es fundamental. Técnicas como el horneado, la parrilla, el vapor y el salteado son opciones saludables que mantienen el sabor y la calidad nutricional de los alimentos.
Monitorización y adaptación
Realizar una supervisión regular de la dieta y ajustes según las necesidades del paciente es importante. También podemos monitorear de cerca cómo el paciente responde a la dieta. Realizar ajustes en función de sus necesidades cambiantes, condiciones de salud y preferencias personales puede mejorar significativamente su bienestar. Mantener un registro de los alimentos consumidos y los niveles de glucosa en sangre, presión arterial u otros indicadores de salud puede ser útil para realizar estos ajustes.
Consultas médicas y profesionales
Trabajar en casa con la persona mayor es vital, pero siempre debemos hablar con médicos y nutricionistas especializados que nos puedan asesorar adecuadamente. Colaborar con nutricionistas y médicos garantiza que la dieta del paciente esté bien equilibrada y alineada con sus necesidades médicas. Estos profesionales pueden proporcionar orientación específica y actualizada, además de ajustar la dieta en función de los cambios en la salud del paciente.
Apoyo emocional y paciencia
Crear un ambiente positivo alrededor de la alimentación y fomentar un entorno positivo y relajado durante las comidas puede mejorar la relación del paciente con la alimentación. Mostrar paciencia y comprensión ante las dificultades y preferencias del paciente es clave. Celebrar pequeños logros y mantener una actitud optimista puede motivar al paciente a adherirse a su dieta y mejorar su calidad de vida.
Estos consejos prácticos pueden ayudar a los cuidadores a proporcionar un cuidado nutricional integral y efectivo, mejorando así la salud y el bienestar de las personas mayores bajo su cuidado.