Las fracturas de cadera en personas mayores

Fracturas de cadera en ancianos

Las fracturas de cadera son un problema muy común en personas mayores. Con la edad, las personas mayores a menudo tienen problemas de visión, equilibrio, osteoporosis, etc. Debido a ello, el riesgo de caída aumenta, y con ella el riesgo de romperse la cadera.

Las consecuencias de las fracturas de cadera pueden ser graves, ya que pueden sufrirse complicaciones que pongan en riesgo la salud de la persona. Por ello, prevenirlas, detectarlas y saber cómo actuar tras ellas se vuelve de vital importancia.

Síntomas y complicaciones de las fracturas de cadera en las personas mayores

Las fracturas de cadera en las personas mayores pueden tener muchas consecuencias. En primer lugar, reduce drásticamente la independencia de la persona. Además, son varios los riesgos para la vida de la persona.

Son varios, como hemos dicho, los problemas a la salud que pueden derivarse de una fractura de cadera. Podemos encontrar que surjan las siguientes complicaciones: coágulos en piernas y pulmones, escaras, infecciones de orina, pérdida muscular y neumonía. Estos problemas, sin el adecuado tratamiento pueden llevar al fallecimiento de la persona.

Para proceder de una manera adecuada, será importante ser consciente de los síntomas y detectarlo. Acudir al médico a tiempo y seguir la pauta indicada puede marcar la diferencia. Estos son los principales síntomas que pueden indicar que la persona mayor ha sufrido una rotura de cadera:

  • Incapacidad para levantarse de la silla. Tampoco podrán caminar adecuadamente y les puede costar mantener ciertas posturas, ya que sentirán mucho dolor.
  • Dolor fuerte en la cadera y en la zona de la ingle. Incluso estar quieto o sentado puede suponer un reto. Tampoco podrá cargar peso, ya que le molestará en exceso.
  • El lado de la cadera donde se haya producido la fractura estará más hinchado y podrá presentar hematomas.
  • La pierna situada en el lado de la cadera que se haya fracturado se encontrará girada y más corta que la otra.

Causas y factores de riesgo de las fracturas de cadera en personas mayores

Son varios los factores que pueden provocar que una persona se rompa la cadera. Principalmente, la causa suele ser un impacto. Sin embargo, dependiendo del estado de la persona, el impacto puede ser distinto.

Por ejemplo, un golpe fuerte, como un accidente de tráfico puede provocar una fractura de cadera en cualquier persona. Para las personas mayores, las fracturas de cadera se suelen producir por caídas. Sin embargo, si la persona tiene algún problema en los huesos, como osteoporosis, un mal giro puede tener graves consecuencias.

Por ese motivo, cuidar la salud y ser consciente de los factores de riesgo puede ser muy importante. Veamos los principales:

  • Falta del suficiente ejercicio físico: sin la realización de ejercicio, los huesos y los músculos se debilitan. A su vez esto puede provocar una mayor facilidad para caerse, así como agravar las consecuencias ante una caída.
  • Alimentación inadecuada: una dieta pobre en vitamina D y calcio, así como un peso por debajo de lo adecuado, puede hacer que nuestra densidad ósea sea menor de la necesaria.
  • Otros problemas de salud: El consumo de tabaco y alcohol disminuyen también la densidad ósea de las personas mayores. Además, el consumo de ciertos medicamentos pueden provocar mareos o adormilamiento, e incluso debilitar los huesos. Todo ello aumentaría el riesgo de una caída.
  • Presencia de enfermedades previas: tener dolencias como la osteoporosis o el hipertiroidismo harán que tu densidad ósea sea menor. Otras enfermedades afectan a la forma en la que el cuerpo absorbe la vitamina D o el calcio.
  • Otros factores de riesgo: ser mujer o ser mayor en si mismo supone un factor de riesgo. Esto es porque ambos colectivos pierden densidad ósea con una mayor frecuencia y velocidad.

Recomendaciones posteriores tras las fracturas de cadera en personas mayores

Una vez la persona ha sufrido una fractura de cadera, veamos cuáles son las medidas que tenemos que tener para que su salud y situación sea la mejor posible, y tenga mayor calidad de vida.

  • Acudir al fisioterapeuta. Seguir las indicaciones y hacer una rehabilitación adecuada es imprescindible. Tanto por hacer aquellos ejercicios que nos manden como por evitar aquellos que puedan ser perjudiciales.
  • Seguir las pautas del médico. Pídele que te indique las pautas que sean necesarias, y toma la medicación que te indique. También será necesario asegurarse de que no haya infección y probablemente, las primeras semanas, no sean recomendables duchas completas.
  • Usa ayudas técnicas si es necesario. Entre las ayudas que te pueden resultar útiles están las medias de compresión, las muletas, bastones, andadores, etc.
  • Hay que prevenir futuras caídas. Retira alfombras y muebles que estorben y usa muletas o andadores si te hace falta una mayor estabilidad. Asegúrate también de que el domicilio tiene una buena iluminación.
  • Evita movimientos inadecuados. No es bueno alzar demasiado las piernas, ni cruzarlas. Tampoco es recomendable que se agache en exceso. Ayudas como unas pinzas para recoger objetos del suelo pueden ser de utilidad. Tampoco estes de pie demasiado tiempo sin andar. Si te duchas, procura hacerlo sentado y dejando los objetos necesarios a mano. No estés sentado en la misma postura tampoco más de media hora.
  • Duerme en una postura adecuada: evita dormir boca abajo. Lo mejor es dormir boca arriba con las piernas separadas. Cuando te indiquen que es adecuado, puedes hacerlo también de lado con una almohada en medio. Ten cuidado también al levantarte y acostarte.
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