La incontinencia urinaria en personas mayores es un problema más complejo de lo que a simple vista muchos puedan pensar.
A menudo, muchas personas consideran que es algo normal e incluso esperable. Muchas personas mayores lo asumen como algo habitual. De hecho, debido a eso, frecuentemente no detectan que se trata de un problema que necesita de atención médica, y a menudo no buscan ayuda ni se lo comunican a su doctor.
A continuación, veremos qué es realmente la incontinencia urinaria, así como los tipos de incontinencia que suelen afectar a personas mayores. También analizaremos qué medidas es necesario tomar para prevenir la incontinencia urinaria en personas mayores y cómo detectar cuál es el momento de acudir al médico.
Índice
La incontinencia urinaria en personas mayores: definición y factores de riesgo
Para poder identificar cuándo existe un problema, o cuándo éste requiere de atención médica, lo primero es entenderlo.
La incontinencia urinaria es uno de los problemas más frecuentes entre las personas mayores. Consiste en una pérdida de orina de forma involuntaria y frecuente. En sí mismo, no se trata de un problema grave. Sin embargo, la incontinencia puede ser a su vez un síntoma de una patología distinta, por lo que requiere de atención.
Además, a menudo el problema de la incontinencia no son únicamente los síntomas directos, si no los efectos que éstos tienen sobre la persona mayor. La incontinencia urinaria en personas mayores suele causar problemas como pérdida de autoestima, la pérdida de autonomía o el aislamiento social.
Por eso, es importante prevenirlo y tratarlo siempre que se pueda, y lo antes posible.
Entre los factores de riesgo para sufrir incontinencia urinaria, encontramos los siguientes:
- La edad: ser mayor no implica necesariamente sufrir de pérdidas de orina, pero sí es un factor de riesgo. Esto es porque a menudo según envejecemos perdemos cierta fuerza en los músculos de la vejiga y la uretra. Para ello, existen ejercicios de fortalecimiento de esos músculos que podemos realizar para paliar este riesgo.
- El sexo: las mujeres son más propensas a sufrir pérdidas de orina, sobre todo las de más de 80 años. Esto posiblemente se deba a ejercicios y esfuerzos como los que se sufren en el parto o durante la menopausia. A pesar de ello, los problemas prostáticos también pueden ser un factor importante.
- Malos hábitos de salud: ciertos hábitos, como el tabaquismo, pueden perjudicar la capacidad de nuestra vejiga para controlar y retener la orina. También la mala alimentación puede perjudicarnos, ya que el exceso de peso puede aumentar la carga que la vejiga soporta, lo que puede acabar por debilitarla.
- Factores genéticos y biológicos: hay otros factores de riesgo que no podemos pasar por alto, desde antecedentes familiares hasta la presencia de otras patologías, como lo son por ejemplo enfermedades como el Alzheimer.
Tipos de incontinencia urinaria
No todas las incontinencias urinarias son iguales. Puede haber diferencias según su causa, gravedad, etc. en función de ello, podemos clasificar los diferentes tipos de pérdidas de orina en función de los siguientes factores:
Según el tiempo de evolución
- Aguda: la duración es inferior a 4 semanas
- Crónica: la duración es superior a 4 semanas
Según el factor desencadenante
- Por urgencia: la persona sufre unas ganas incontrolables y repentinas de orinar, que le impide llegar a tiempo al servicio.
- Por esfuerzo: es más frecuente en mujeres, y ocurre tras la realización de un esfuerzo grande, como el parto, u otros esfuerzos como toser o estornudar.
- Mixta: es una mezcla entre la pérdida urinaria por urgencia y la pérdida de orinta por esfuerzo.
- Funcional: ocurre cuando la persona mayor no siente la necesidad de orinar, aunque sí necesite evacuar. Esto impide que la persona acuda al servicio y provoca que se ocasionen pérdidas
- Por rebosamiento: es más frecuente en hombres, y ocurre cuando no se ha vaciado completamente la vejiga de forma inicial, con lo que queda orina, que se va acumulando y acaba por rebosar.
- Por causas potencialmente reversibles: pueden ser problemas transitorios, como la impactación fecal o funcionales, como la dificultad de movilidad, que impide que la persona pueda llegar al servicio a tiempo
Según la gravedad
- Leve
- Moderada
- Severa
Para poder clasificar la incontinencia urinaria como leve, moderada, o severa, atenderemos tanto a la frecuencia como a la cantidad. Si ambas son altas, la incontinencia será severa, si ambas son bajas, será leve.
Cuando ir al médico
Una vez podemos comprender mejor la situación, será más fácil saber cómo actuar. Sin embargo, aun podemos tener la duda de cuándo deberíamos acudir al doctor, y cuándo es menos necesario. Para ello, deberíamos identificar cuáles son los síntomas más graves, y que marcan más la necesidad de ir al médico. Si notas alguno de estos síntomas, llama para pedir una cita:
- Si notas que las pérdidas de orina implican un goteo continuo o si se producen varias veces seguidas.
- Si la necesidad de ir al baño es urgente o demasiado frecuente, o si a pesar de sentir ganas, apenas logras hacer pis. Además, podrías sentir aun las ganas a pesar de haber acabado de evacuar.
- Si resulta complicado iniciar la micción.
- Si la orina es oscura o si ves rastros de sangre. También si notas dolor o ardor cuando orinas.
- Si la causa lo amerita: por ejemplo, cuando los síntomas son causados por medicamentos, o si son consecuencia de patologías como el deterioro cognitivo. En cualquiera de los casos, es necesario ir al médico antes de tomar ninguna determinación, como detener el tratamiento que se está tomando.
Prevención y tratamiento no farmacológico
Una vez acudas al médico, éste te indicará cualquier tratamiento farmacológico que puedas necesitar, y te dará las pautas pertinentes. Sin embargo, hay más cosas que puedes hacer a título personal para mejorar tu situación, o disminuir las posibilidades de acabar padeciendo incontinencia urinaria:
- Bebe suficientes líquidos. Siempre que puedas, intenta irlos tomando progresivamente a lo largo del día, mejor si es por la mañana, y preferiblemente tomando agua.
- Cuida tu dieta. Evita bebidas como el alcohol, el café, el té o las bebidas gaseosas, y alimentos diuréticos como el melón, la sandía o los espárragos. Incorpora también alimentos beneficiosos a tu dieta, como alimentos ricos en fibra, y evita el estreñimiento. Una dieta sana y equilibrada, evitando la obesidad y los altos niveles de azúcar en sangre serán siempre beneficiosos.
- Evita acostarte con la vejiga llena. Si es necesario, adelanta para ello la hora de la cena.
- Evita el consumo de tabaco.
- Acude al baño siempre que lo necesites, y al menos cada dos o tres horas. Evita tener la vejiga llena si ves que vas a salir o que no vas a tener acceso a un servicio si lo necesitas.
- Haz ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico.