La hipoacusia en personas mayores

La hipoacusia en personas ancianas

La hipoacusia en personas mayores es una pérdida de la sensibilidad auditiva que muchos pueden padecer. Se llama también sordera parcial, y puede llevar a una disminución de su calidad de vida.

Al fin y al cabo, la audición es una de las formas que tenemos de comunicarnos con el mundo que nos rodea. Oímos para mantener conversaciones con los demás, oímos los sonidos de la naturaleza o los coches que se acercan.

Junto con la demencia, suelen ser dos de los problemas que más preocupan a muchas personas mayores. De hecho, es posible que se afecten negativamente la una a la otra.

Relación entre la hipoacusia y la demencia

Se ha estudiado en más ocasiones una posible relación entre ambas, aunque se desconoce cuál puede ser dicha relación.

Una posibilidad es que ambas tengan una causa común, o que la hipoacusia sea un posible primer síntoma de demencia. Además, la sordera o la disminución de la audición pueden llevar al aislamiento social, siendo este un factor de riesgo para la demencia.

Tanto la memoria como el procesamiento auditivo, de hecho, están localizados en la misma área cerebral: el lóbulo temporal.

En el lóbulo temporal encontramos las cortezas aditivas primaria, secundaria y asociativa. Éstas se encargan de percibir los sonidos, codificaros y descodificaros.

También en el lóbulo temporal, más concretamente en el temporal medial, se encuentra la región hipocampal. En ella se procesa la información y se facilita el paso de la misma de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Es una región imprescindible para la memoria y la capacidad de reconocimiento.

Habiendo entendido mejor el contexto, veamos cuales son los factores de riesgo para desarrollar hipoacusia

Causa de la hipoacusia en personas mayores

Comencemos por entender cómo funciona la audición en primer lugar. Tenemos que darle las gracias a unas pequeñas células situadas en el oído interno llamadas células pilosas. Éstas recogen las ondas sonoras y las convierten en señales nerviosas. Entonces es cuando el cerebro las procesa y las interpreta como sonido.

Las células pilosas no se regeneran, por lo que cuando mueren o sufren algún daño, éste es permanente.

El envejecimiento no es en sí mismo una causa de hipoacusia. Sin embargo, sí puede haber causas de pérdida de audición que se sucedan a medida que envejecemos.

De esta forma, hay determinados factores de riesgo que pueden tener lugar y contribuyen a la hipoacusia. Entre los más importantes, encontramos los siguientes:

  • Edad: a pesar de que la edad no es causa directa de la pérdida de audición, las pérdidas auditivas son más frecuentes a partir de los 65 años, y se incrementan todavía más a partir de los 85 años. La organización mundial de la salud indica que más del 25€ de las personas mayores de 60 años padece una pérdida de audición discapacitante.
  • Exposición prolongada al ruido: ruidos muy fuertes durante periodos largos de tiempo, o repetidos en el mismo, pueden dañar el oído.
  • Factores genéticos: la sordera puede ser hereditaria. Esto es debido a un gen llamado conexina-26.
  • Infecciones y enfermedades: haber padecido de niño otitis, pero no haber recibido el adecuado tratamiento puede llevar a complicaciones con la edad. También otros virus y bacterias pueden causar hipoacusia, al dañar el oído, así como enfermedades como la diabetes.
  • Tabaquismo: los fumadores tienen índices de hipoacusia que personas que no han fumado anteriormente.

Principales síntomas

Si sospechas que estás sufriendo una pérdida de audición progresiva, la mejor manera de confirmarlo es acudiendo a un audiólogo, y solicitando un examen de audición. Consulta con tu médico ante cualquier duda.

Sin embargo, hay ocasiones en las que la propia persona tiene problemas para identificar, admitir o comunicar su pérdida de audición. En esas situaciones, éstos son los síntomas de alarma de los que tenemos que estar pendientes:

  • La persona en numerosas ocasiones pide que los demás repitan lo que han dicho.
  • Volumen excesivo en los aparatos electrónicos: televisión, radio, etc.
  • Se pierde una parte de las conversaciones y no parece comprender la misma al completo. A menudo pierden el interés en la conversación y parecen perder atención. Si no entiendes bien de lo que se está hablando, tu capacidad de concentración en la conversación irremediablemente disminuye.
  • Tiende a elevar él mismo el volumen cuando habla. Es frecuente que gritemos más si no oímos bien. Además, es más probable que no nos demos cuenta de estarlo haciendo.
  • Se queja de un pitido o zumbido constante en el oído. Varias enfermedades que disminuyen la audición pueden producir este síntoma.

Tratamiento y prevención

La prevención en estos casos, como se suele decir, no es magia. Sin embargo, es muy importante. Consiste en tener una buena higiene auditiva, y cuidar la salud de nuestros oídos.

Esto pasa principalmente por evitar los factores de riesgo en la medida que sea posible para cada uno. Uno de los factores más importantes es evitar volúmenes elevados. Además, acudir al audiólogo o al médico si notamos algún síntoma es importante, sobre todo si tenemos antecedentes de sordera o hipoacusia en la familia. También, por supuesto, no fumar.

Una vez sin embargo comenzamos a notar algún síntoma, o comenzamos a desarrollar hipoacusia, es importante seguir el tratamiento adecuado.

Éste dependerá de lo que nos suceda en concreto, y de la gravedad de los síntomas. Cuando éstos son menos graves lo más frecuente es el uso de audífonos. Si los síntomas se agravan y la hipoacusia es más profunda, es posible necesitar un implante de condición  ósea.

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