La dislexia en personas mayores puede ser un problema con una doble dificultad. Esto es porque además de los propios síntomas de la enfermedad hay que sumar las ideas erronas al respecto, que dificultan la comprensión.
De hecho, en muchas ocasiones, las personas no se toman en serio esta enfermedad. La confunden a menudo con una simple dificultad para leer. Esto provoca además que consideren que la dislexia no afecta a personas mayores, si no únicamente a niños pequeños.
Nada más lejos de la realidad. Pero para cambiar esto es necesario empezar por el principio. Hace falta una mayor y mejor comprensión de esta enfermedad, así como de su forma de afectar a las personas mayores.
Índice
Qué es la dislexia
La dislexia es una dificultad a la hora de relacionar los sonidos del habla con las letras y palabras, es decir, un problema en la decodificación. Debido a ello, se producen problemas de lectoescritura.
Todo esto ocurre debido a diferencias producidas en el área del cerebro que organiza el lenguaje.
A pesar de ello, y a diferencia de lo que muchas personas pueden considerar, no es debido a problemas de audición, visión ni problemas intelectuales. Por ello, es importante entender que la dislexia en personas mayores no responde ni a problemas intelectuales ni a un fallo en la memoria de la persona.
A pesar de ello, sí puede dificultar a la hora de identificar las letras, la derecha y la izquierda, o codificar datos. Por ello, sí podemos observar problemas de memoria debido a la dislexia (y no del revés).
La dislexia es un problema que afecta al 10% de la población mundial. Puede no parecer un porcentaje excesivo, pero es un problema que tiende a estar infradiagnosticado. Por ello, es muy posible que la cifra sea en realidad aun mayor.
Tipos de dislexia
Son varios los tipos de clasificaciones que podemos hacer de la dislexia. Por ejemplo, si la dividimos en función del momento en el que se adquiere puede ser evolutiva (diagnosticada desde la infancia) o adquirida (por ejemplo a través de una lesión.
Sin embargo, la clasificación más frecuente se suele hacer en función de la ruta de procesamiento o acceso al léxico que estén afectadas:
- Dislexia indirecta o fonológica: en este tipo de dislexia la persona tiene afectada la ruta fonológica. Ésta es la encargada de hacer la conversión de los grafemas en fonemas. Por ello, tendrá dificultades para leer palabras poco conocidas o las confundirá con otras parecidas o con la misma raíz.
- Dislexia superficial: la ruta afectada es la visual. Por ello, la persona presentará dificultades para leer palabras irregulares o en otros idiomas. Además, cambiará algunas palabras. Le costará comprender su significado sobre todo en el caso de las palabras homófonas, ya que se guía por la pronunciación, y no por su forma de escribirse.
- Dislexia mixta o profunda: es aquella que combina los dos tipos anteriores. La persona puede confundir una palabra por otra que tiene un parecido semántico, pero no visual, por ejemplo.
Principales síntomas
Ya hemos entendido lo que es la dislexia. Ahora, queda aprender a detectarla. Vemos cuales son los principales síntomas de la dislexia en personas mayores:
- Confundir derecha e izquierda
- Dificultades para expresarse
- Dificultad para memorizar
- Aparente falta de atención y mayores despistes
- Dificultad para encontrar la palabra que se está buscando al hablar o mantener una conversación
- Dificultades en la visión espacial
- Dificultades para recordar el nombre de las personas, a pesar de recordar bien sus caras.
- Problemas de ortografía al escribir
- Mayor lentitud para leer o escribir y mayor dificultad para hacerlo
- Dificultad para resumir una historia
Tratamiento de la dislexia en personas mayores
Por desgracia, la dislexia no tiene cura. A pesar de ello, sí se pueden tratar los síntomas e intentar mejorar el pronóstico de la enfermedad. Estos son algunos trucos o ejercicios que pueden ser útiles para ello:
- Ejercicios para mejorar la comprensión lectora: es muy frecuente entre mayores con dislexia que lean sin ser conscientes del significado de las palabras. Pararse a pensar y entender lo que se lee, aunque se tarde más, mejorará su comprensión. Puede ser útil realizar pequeñas preguntas de lo leído, o buscar sinónimos de las palabras más complicadas.
- Estimular la escritura: la mejor manera de mejorar es practicar. Cuanto más hagamos algo, mejores seremos en ello. Por el contrario, si abandonamos una actividad nuestra capacidad empeorará. Si además de escribir aprovechamos para mejorar la memoria, ¡mejor! Trata de escribir tus memorias, recuerdos de cuando eras pequeño o lo que comiste ayer.
- Fomentar la organización espacial y temporal de la persona, y trabajar su orientación. Puedes servirte también de pequeños trucos, como por ejemplo ponerte una letra en la mano para indicar la derecha y la izquierda. También puedes ponerte carteles o letreros en la casa o en la habitación.
- No descuidar los factores emocionales. La dislexia puede afectar a la autoestima de la persona. Puede causar estrés, ansiedad, nervios, etc. Por ello, recibir la ayuda y comprensión necesaria es muy importante. Ten paciencia y habla a la persona con mucho cariño.
- Acude a un profesional: logopeda, psicólogo, etc. Los profesionales al fin y al cabo están para ayudarte.