En especial aquellas personas que disfrutaban previamente de la lectura en sus ratos libres, conservar éste hábito puede resultar extremadamente beneficioso, mejorando también áreas como la memoria o el lenguaje.
La lectura es beneficiosa a muchos niveles, para cualquier tipo de persona. Si hablamos de personas que sufren de la enfermedad de Alzheimer, la lectura se convierte en un hábito de especial importancia.
Cuando leemos, son muchas áreas y aspectos los que estamos estimulando. Desde mejorar la memoria (recordando lo leído, quienes son los personajes, entender y recordar el contexto de los acontecimientos, etc.), hasta otras áreas como el lenguaje (palabras, frases, estructuras, pronunciación, modismos, palabras en desuso, expresiones coloquiales, etc.).
Sin embargo, no solo afecta al cerebro. Otras áreas como la anímica o la relacional se ben también fomentadas a través de la lectura. Cuando leemos cómo diferentes personas se relacionan, vemos cómo los personajes actúan o enfrentan dificultades, conocemos otros mundos diferentes al nuestro… entonces, en parte, nosotros también lo hacemos.
El mero hecho de tener la costumbre continuada de leer puede retrasar la aparición de síntomas de demencias como es el Alzheimer. Son varias las áreas del cerebro que se ven estimuladas durante la lectura, como aquellas que participan en tarreas que requieren imaginación, la capacidad de concentración y atención, o la percepción. Cuando leemos nos vienen a la mente recuerdos y otras experiencias pasadas personales.
El mero hecho de tener la costumbre continuada de leer también nos afecta pues a nivel anímico, fomentando nuestra empatía y ayudándonos a lidiar incluso con nuestras emociones.
Son muchas las causas por las que una persona mayor, especialmente si sufre de Alzheimer, puede tener dificultades a la hora de mantener el habito de leer. Entre los problemas que se pueden encontrar, tenemos la falta de una adecuada escolarización, problemas derivados de la enfermedad como problema de memoria o de atención, problemas de discapacidad o diversidad funcional, problemas en la visión, etc.
Son varios los recursos que podemos encontrar a nuestro favor para encontrar lecturas apropiadas. Desde la gran cantidad de libros que tenemos en tiendas físicas y electrónicas, recortes, revistas, etc., hasta otros recursos como “Lectura Fácil”, en la que establecen pautas para fomentar la facilitación de la lectura en personas con diversas problemáticas.
Teniendo todo en cuenta, podemos establecer una serie de consejos básicos para facilitar esta tarea