La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad que afecta de manera degenerativa al sistema nervioso central. Provoca que las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal dejen progresivamente de funcionar y mueran. De esta manera, se produce una atrofia muscular que lleva a la parálisis. Por el momento no existe ninguna cura conocida.
Índice
Síntomas de la Esclerosis Lateral Amiotrófica
Como hemos mencionado, la ELA es una enfermedad progresiva. Esto significa que los primeros síntomas irán avanzando y empeorando con el tiempo.
En un inicio, podrán producirse problemas a la hora de mover las piernas. También podrán encontrarse dificultades para hacer algunos movimientos necesarios para tareas diarias, como peinarse o afeitarse.
Hay otros síntomas, en cambio que no se suele producir. De esta manera, las personas que sufren de ELA no tendrán habitualmente dolor ni pérdida de los sentidos (olfato, vista, gusto y tacto). Esto se mantiene durante todo el curso de la enfermedad.
La ELA puede irse extendiendo poco a poco a otras partes del cuerpo, pero no afectará de igual manera a todo el mundo. A pesar de ello, sí hay ciertos síntomas en común que podemos observar:
- Perdida de movilidad: incluye sensación de pesadez y cansancio, pérdida de la capacidad de mover piernas y manos, calambres y contracciones musculares o rigidez muscular.
- Complicaciones en la respiración debido a la parálisis de los músculos usados para ello.
- Dificultades para hablar: lentitud, problemas en la articulación de las palabras, etc.
- Problemas en la alimentación, como la desnutrición y al deshidratación. Además, las personas con ELA tienen mayor riesgo de que entre alimento o líquido en los pulmones. Tienen pues más riesgo de neumonías y de pérdidas graves de peso.
- Problemas cognitivos. Entre ellos podemos encontrar la demencia, cambios anímicos (episodios incontrolados de risa o llanto), cambios de comportamiento, depresión o ansiedad, etc
Causas principales de la Enfermedad Lateral Amiotrófica y factores de riesgo
Aunque todavía se siguen estudiando las causas que llevan a desarrollar ELA, se establecen causas tanto genéticas como ambientales.
Entre las causas genéticas no podemos descartar el factor hereditario, ya que entre un 5% y un 10% de las personas con ELA la han heredado de algún familiar. Además, los hijos de personas con esta enfermedad tienen un 50% de posibilidades de sufrirla en el futuro.
Además, hay otra serie de mutaciones genéticas que podrían hacer a ciertas personas más susceptibles de sufrir esta enfermedad. Del mismo modo, otras enfermedades como la demencia frontotemporal podrían estar ligadas al desarrollo de la ELA.
Igualmente, también se han encontrado diferencias demográficas. Entre ellas, las personas tienen más posibilidades de desarrollar ELA entre los 40 y los 60 años, siendo entre estas edades más comunes en hombres que en mujeres. La diferencia por sexos desaparece tras los 70 años.
En cuando a las causas ambientales, éstas son más difíciles de establecer y continúan por ser estudiadas. Se podrían establecer ciertos factores de riesgo, como la exposición a determinadas sustancias o toxinas, como el plomo o el tabaco. Es necesario aun establecer el papel que pueda tener la contaminación o la alimentación.
Tratamiento de la Enfermedad Lateral Amiotrófica
Por desgracia, la ELA es una enfermedad para la que no se conoce ninguna cura. Sin embargo, sí podemos tratar de realizar un tratamiento paliativo, para mejorar la calidad de vida de las personas que sufren ELA.
Como hemos mencionado, la ELA es una enfermedad que afecta a diferentes partes del cuerpo. Del mismo modo, afecta de forma distinta a cada persona, mostrando diferentes síntomas según la persona y la evolución.
Por ello, es necesario irse adaptando a cada etapa y a los síntomas que la persona mayor pueda tener. Debido a eso, la forma de abordad esta enfermedad será necesariamente a través de equipos multidisciplinares: enfermeras, logopedas, fisioterapeutas, psicólogos, etc.
Veamos los principales focos de atención:
- Tratamiento físico: La realización de ejercicio físico siempre resultará útil. Por una parte, aliviará y frenará la velocidad de avance de síntomas cardiovasculares. También puede ayudar a mitigar síntomas como la fatiga o el cansancio. Podría incluso a ayudar a paliar los síntomas cognitivos y anímicos. No olvidemos que cuando realizamos algún ejercicio se segregan endorfinas. Por supuesto, será imprescindible adaptar el ejercicio a la etapa de la enfermedad. En un inicio, se podrían realizar actividades como andar, bicicleta, usar pedales, realizar estiramientos, etc. Al realizar estos ejercicios se fortalecerán los músculos no afectados por la enfermedad, reduciendo los síntomas de “acartonamiento”. Será por supuesto también imprescindible no forzar en exceso los músculos y provocar una sobrecarga.
- Tratamiento logopédico: las terapias de este tipo no solo ayudarán a la persona a hablar más claro y más alto. También ayudarán en otras tareas como comer y respirar. Además, las nuevas tecnologías pueden ayudar a que, según la persona pierda capacidad de hablar, pueda haber almacenado su propia voz. Así, la persona puede usar sintetizadores para hablar cuando ya no pueda hacerlo.
- Tratamiento nutricional: la pérdida de nutrientes y de peso pueden provocar que la enfermedad avance más deprisa. También afectarán a otras áreas, empeorando otros síntomas como los respiratorios. Por ello, un nutricionista podrá ayudarte a desarrollar una dieta adecuada, con los suficientes nutrientes, calorías, etc. La dieta deberá adaptarse también, triturándola o usando espesantes cuando sea necesario. Si se requiriese, podrían usarse también otras ayudas como sondas de alimentación.
- Tratamiento respiratorio: entre los síntomas del ELA, se encuentra la afectación a los músculos necesarios para respirar. Por ello, será necesario cuando la enfermedad avance determinadas ayudas para que la persona pueda continuar haciéndolo. Entre ellas, están las máscaras de oxígeno, que cubren tanto la boca como la nariz, o los respiradores mecánicos. En un principio, esta ayuda puede ser necesaria únicamente de forma puntual, sobre todo por la noche, siendo progresivamente necesaria todo el día.