El uso de las sujeciones físicas en personas mayores

El uso de restricciones físicas en personas con demencia

El uso de las sujeciones físicas en personas mayores es una práctica más extendida de lo que a menudo podemos imaginar.

En centros, residencias, hospitales, etc., pueden usarlas frecuentemente en personas mayores con diversos tipos de demencia. Se usan cuando la persona puede estar alterada, si tiene delirios, etc.

Sin embargo, es necesario revisar su uso, y plantearse si es necesario, cómo usarlo y de qué forma, para mantener en todo momento la dignidad de la persona mayor.

Uso en la actualidad de las sujeciones físicas en personas mayores

Recientemente el uso de las sujeciones está comenzando a crear polémica. Este es un motivo por el que se revisa actualmente su uso, y de qué forma o en qué condiciones se puede utilizar.

En España por desgracia aun se usa más de lo que a menudo puede ser realmente necesario.

Entre las diversas razones por las que se acaba utilizando, suele estar la necesidad de ahorrar trabajo. Ya sea por la falta de personal en muchos casos, o por la falta de tiempo de dicho personal, las sujeciones comienzan a estar presentes.

Entre las razones también se suelen citar prevenir caídas, o para aumentar la seguridad de la persona cuando ésta está alterada.

A pesar de ello, no está probado que las sujeciones aumenten la seguridad o prevengan las lesiones en ninguna circunstancia. Por el contrario, pueden suponer un mayor riesgo y una peor calidad de vida de la persona.

Por ello, es necesario aumentar la concienciación y evaluar para qué se está usando realmente esa sujeción con ese paciente, y poder ver estrategias acerca de cómo podemos paliar esa necesidad de otro modo.

Consecuencias del uso de sujeciones físicas en personas mayores

Muchas personas son conscientes de lo que una persona mayor puede sufrir por el uso de sujeciones, pero también muchas personas pueden entender que éstas son necesarias por la seguridad y bienestar de la persona, o porque “no hay otra opción”.

Es importante entender que cuando una persona usa una sujeción, sea física o química, tiene el bienestar y la seguridad de la persona mayor en mente. De hecho, las sujeciones sí pueden llegar a ser pertinentes, dependiendo de la situación. Esto puede ser cuando, por ejemplo, existe riesgo de autolesión o de lesión a otras personas, o ante riesgos de lesiones en traslados en vehículos.

Sin embargo, solo entendiendo las consecuencias reales del uso de sujeciones podemos analizar correctamente si su utilización está realmente justificada, o si necesitamos buscar alternativas:

  • Si bien las sujeciones se usan habitualmente para evitar lesiones ente posibles caídas, en muchas ocasiones pueden ocasionar lesiones por la presión que ejercen, o incluso aumentar el riesgo de escaras por la posición permanente que obliga a mantener al paciente.
  • Las sujeciones tienen también consecuencias a nivel cognitivo. evitan que la persona tenga autonomía e independencia, y restan dignidad a la persona. Además, puede ocasionar el efecto contrario y poner a la persona más nerviosa de lo que ya estaba. Frecuentemente también empeoran el avance del deterioro cognitivo.
  • Las sujeciones físicas disminuyen el rango de movimiento que la persona puede tener. También existen sin embargo las sujeciones químicas, que sedan a la persona y limitan su movilidad.

Posibles alternativas al uso de sujeciones

Como hemos mencionado, es necesario evaluar si hay otras formas en las que podemos ayudar a la persona que no requieran el uso de sujeciones, ni físicas ni químicas. Esto evitaría los riesgos que la persona sufre a consecuencia de ello y mejora significativamente su calidad de vida.

Como hemos mencionado, el miedo a caídas y el riesgo de lesiones son causas frecuentemente citadas para justificar el uso de sujeciones.

Por ello, el uso de barandillas en la cama puede suponer una gran alternativa, ya que permite que la persona “ruede” en la cama y se pueda caer.

También se pueden poner cabecero y piecero, para prevenir que se pueda caer al intentarse levantar por la parte de arriba o la de abajo.

Es importante entender no obstante que la barandilla servirá para prevenir la caída, pero no para evitarla si la persona salta por encima de la misma.

También se pueden utilizar otro tipo de ayudas técnica como sillas basculantes o cojines antideslizantes, que ayudarán a que la persona pueda quedarse sentada sin deslizarse sin querer hacia abajo.

También adaptar el entorno facilitará que se puedan reducir el número de sujeciones necesarias sin necesidad incluso de aumentar el personal. Por ejemplo, camas regulables, una correcta iluminación o la eliminación de obstáculos en la habitación serán de una gran utilidad.

Para poder poner todo esto en práctica, será importante mantenernos informados de la situación, las dificultades, los objetivos y las posibles alternativas con las que contamos para que la persona esté bien.

Así, podremos tomar una decisión informada, siempre con la calidad de vida de la persona en la cabeza.

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