Ya hemos definido el Alzheimer como una enfermedad neurodegenerativa y progresiva que afecta disminuyendo la capacidad intelectual de la persona que la padece, en comparación a sus capacidades previas.
Del mismo modo, hemos ido analizando los diferentes síntomas que una persona con Alzheimer puede acabar mostrando.
Sin embargo, como hemos dicho, es una enfermedad progresiva. En un comienzo, esos síntomas no serán tan evidentes. Ello provoca que al inicio podamos no detectar que estamos ante un posible comienzo de la enfermedad.
Analicemos pues cuales son los distintos signos de alarma que podemos observar en una persona, que pueden indicarnos que puede estar desarrollando la enfermedad de Alzheimer:
Pérdidas de memoria que afectan a la capacidad de trabajo
Cuando hablamos de Alzheimer, lo primero que se nos viene a la cabeza es la memoria, o mejor dicho, la pérdida de ella. Pequeños despistes son comunes, pero hay más formas en las que podemos detectar esas pequeñas pérdidas de memoria iniciales: la capacidad de trabajo.
La capacidad de trabajo implica la posibilidad de que una persona realice una determinada tarea en un tiempo concreto. El tiempo que tarde en realizarlo debe ser acorde a las capacidades de la persona y la dificultad de la tarea.
Realizar una tarea implica recordar que queremos hacerla y no olvidarnos de aquello que necesitamos para ello, pero también pero también manipular y aplicar la información en cuestión.
Esto es una tarea muy compleja, en la que podemos ir notando progresivamente mayor dificultad.
Problemas de lenguaje y pensamiento abstracto
Una persona que comienza a desarrollar Alzheimer puede notar dificultades a la hora de reflexionar acerca de cosas que no están presentes en el momento, anticipándose a problemas que no han ocurrido. También pueden tener dificultades imaginando ideas, situaciones o escenarios. Esto está relacionado con la capacidad de pensamiento abstracto.
Esto también se ve afectado por la capacidad de expresar dichos pensamientos a los demás. Asociamos los problemas de lenguaje a algo más avanzado y deteriorado, como la incapacidad de expresarnos, pero puede comenzar de una manera progresiva, como tardando en comenzar a hablar, costando que aprenda nuevas palabras, confundir una palabra con otra, etc.
Desorientación de tiempo y lugar
En un primer momento, la persona puede estar más o menos orientada, sabiendo que el domicilio donde se encuentra es su casa, que es verano, que está en España, etc. Sin embargo, puede comenzar a tener pequeños momentos de desorientación, no sabiendo el día o la hora, confundiéndose en trayectos que normalmente le son familiares, etc.
Pobreza de juicio
En momentos más avanzados de la enfermedad podemos observar conductas anómalas tales como ir vestido de una manera muy poco apropiada. En un inicio esto se puede manifestar de maneras sutiles: llevar ropa no apropiada para la temperatura y momento del año concreto (llevando por ejemplo una chaqueta cuando hace demasiado calor para ello), razonando de maneras algo extrañas, etc.
Puede que al comienzo sean pequeños detalles que nos llamen la atención, pero que no sean tan llamativos. Sin embargo, estos pequeños detalles son a los que tenemos que comenzar a prestar atención, para poder detectar a tiempo la enfermedad.
Pérdida de objetos
Hemos hablado de los despistes iniciales, y es que son un gran primer síntoma que podemos detectar. Entre ellos, podemos ver cómo la persona se olvida de dónde ha podido colocar algo, no encontrando lo que busca.
Las personas mayores en muchas ocasiones tienen costumbres muy arraigadas, colocando las cosas siempre en un mismo lugar. Sin embargo, podemos comenzar a notar cómo coloca los objetos en lugares inapropiados o extraños, no recordando después dónde está.
Por sí mismo, es algo que podemos pensar que es normal, y por su puesto puede serlo, pero si nos percatamos de que está ocurriendo, junto a otros signos de alarma, puede convertirse en algo significativo.
Cambios en el estado de ánimo o de conducta
En muchas ocasiones, las personas mayores que comienzan a tener Alzheimer pueden tener determinados cambios en su humor o en su conducta. Pasan de la alegría a la tristeza o al enfado con facilidad.
Estos cambios de humor no son algo que una persona no pueda experimentar de una manera normal, pero en el caso de alguien que está desarrollando Alzheimer estos cambios son repentinos e inesperados para aquellos que les están observando.
Cambios de personalidad
La persona mayor puede comenzar a comportarse o mostrarse de una forma distinta. Quizá se muestra más suspicaz, o desconfía con mayor facilidad de las intenciones de aquellos que le rodean. A lo mejor se muestran más temerosos o más precavidos (cerrando puertas y ventanas antes de que anochezca, evitando salir a la calle si es algo tarde o si no hay nadie con ellos, etc.).
Estos comportamientos no son en sí mismos algo imposible de darse previamente, pero la frecuencia o la intensidad de esa forma de ser o de esos sentimientos es más elevada o más repentina de lo esperado.
Pérdida de iniciativa
Una persona mayor que está comenzando con Alzheimer es aun capaz de tener mucha autonomía e independencia, y de hacer por sí mismo muchas de las actividades básicas del día a día.
Sin embargo, en muchas ocasiones, no hacen más que lo que tienen que hacer. Parecen haber perdido la voluntad de hacer tareas nuevas, o de realizar actividades recreativas más allá de lo necesario, como salir a pasear, coser, ponerse música, etc.
Dificultad para realizar tareas familiares
En muchas ocasiones las personas mayores, fruto del Alzheimer, pueden desarrollar algunas dificultades motoras (también llamadas apraxias) que les impiden o les dificultan realizar tareas del día a día con las que no habían tenido problemas antes.
Pueden incluir abrocharse o desabotonarse una camisa o atarse los cordones de los zapatos, pero también puede costarles copiar un dibujo o hacer una maqueta, en ocasiones en las que solían saber o disfrutar de hacerlo.
Si detectamos alguno de estos signos y síntomas en una persona, debemos acudir a un profesional para que pueda evaluarlo en mayor profundidad, y darnos aquellos consejos y pautas apropiados en nuestras circunstancias. ¿Te ayudamos?