Cómo cuidar de un familiar mayor enfermo sin ser cuidador profesional
En esta entrada del blog vamos a abordar el proceso emocional que puede sentir el familiar que se hace cargo de los cuidados de una persona mayor que acaba de ser diagnosticada con una enfermedad degenerativa como puede ser la enfermedad de Alzheimer, la Demencia Prefrontal o el Párkinson. Cómo actuar, y de qué manera cuidar de un familiar mayor.
Índice
Cuándo es necesario cuidar de una persona mayor
Normalmente estas situaciones de cuidado surgen de repente y marcan un antes y un después. En estos momentos se producen una serie de cambios para los que uno no está preparado y, sin embargo, pueden durar bastantes años.
Obviamente dependerá mucho de si la situación en la que se encuentra la persona mayor es de casi completa independencia, o si ya existe un alto nivel de dependencia. Pero es muy habitual que, tras el diagnóstico, estos futuros cuidadores no profesionales realicen un proceso emocional que les permitirá adaptarse a las nuevas necesidades, siempre destacando que cada proceso emocional es diferente y único. A continuación, vamos a hablar un poco más detenidamente sobre este viaje emocional:
Relación entre familiares y la persona mayor al cuidado
Las relaciones y la forma de comunicarse y cómo tratar a un familiar en edad avanzada van cambiando conforme pasa el tiempo y se asume la situación. Esta evolución depende de las circunstancias, las personas al cuidado, y los cuidadores no profesionales. Distintos factores para llegar a un equilibrio emocional. Pero antes conviene destacar algunos de los episodios más habituales que se suelen dar.
Negación a la situación
Habitualmente, los cuidadores principales no profesionales pasan por una primera etapa de negación de la situación, donde no se siente como real el diagnóstico del médico, se vive como que la situación realmente no te está ocurriendo a ti. Es una etapa que ocurre ante cualquier pérdida y es completamente normal. Además, si somos conscientes de ello podremos poner en marcha el plan de acción que comentamos más adelante.
Búsqueda de información
Posteriormente se empieza a comprender mínimamente lo que conlleva la nueva situación y comienza una búsqueda de información sobre la enfermedad de su ser querido. En este punto es fundamental buscar fuentes de información fiables, ya que de lo contrario esa avalancha de información generará un mayor nivel de incertidumbre. Recomendamos buscar información en fuentes medidas como revistas médicas o preguntar en el centro de salud. De igual manera, acudir a fundaciones o asociaciones que trabajen con personas con esa enfermedad en concreto.
Sentimiento de culpa
A la vez de este proceso de búsqueda se suele sentir enfado, frustración o rabia por lo que está ocurriendo. Suele ocurrir una negociación sobre lo que se podría haber hecho de otra manera que quizás hubiera evitado la situación, lo cual genera más enfado y sentimiento de culpa.
Trizteza
Posteriormente suele sentirse un cansancio grande que supone la entrada a una fase de tristeza. Una fase en la que se necesita llorar y se expresa el miedo de poder perder a tu ser querido, de la nueva responsabilidad y de perder la rutina anterior. Los cambios asustan, es completamente normal, pero también conllevan cosas positivas. Y se recomienda buscar en todo este proceso emocional el apoyo de los seres queridos, desahogarse con ellos, comunicar las necesidades tanto a la persona mayor como al resto de la familia y no tener miedo a pedir ayuda. No te hará cuidar peor, sino cuidar mejor.
Aceptación y adaptación
Una vez que este torrente de emociones se calma va llegando la aceptación, la cual permite ir lentamente adaptándose a la nueva situación y poner las medidas necesarias para se desarrolle de la mejor manera posible. Esta adaptación se da a nivel emocional pero también a nivel de horarios, rutinas y elementos indispensables para fomentar la autonomía de la persona mayor tales.
Por ejemplo, hacerse con andadores o sillas de ruedas en caso de que la persona mayor tenga dificultades de movilidad. Otro consejo es etiquetar los objetos que suela usar la persona mayor y hacer un esquema visual de la rutina y pegarlo en la pared en caso de que se sufran olvidos. Así como contar con ayuda profesional o ajustar el horario y el tipo de comida a la medicación que se deba tomar.
Cómo gestionar estos cambios
Estos cambios necesarios se dan de una manera más eficiente y menos costosa si se hacen de manera organizada. Es importante elaborar un plan de acción que permita a la persona mayor ser lo más autónoma posible. Así como al cuidador principal no profesional o informal tener tiempo libre y conservar áreas de su vida fundamentales para su bienestar, tales como su vida social, sus proyectos personales y sus hobbies.
Abordaremos en futuras entradas del blog estas herramientas como las adaptaciones necesarias en el hogar, los horarios que sean sanos e introduzcan actividades lúdicas, crear entornos para la comunicación y la conexión emocional. Es muy importante abordar este momento sabiendo que vendrán momentos complicados, pero también otros buenos y que trabajar por una buena calidad de vida es fundamental tanto para el cuidador principal no profesional como para la persona mayor afectada.
Beatriz Carmena: Psicóloga.