Codependencia y Alzheimer

codependencia y alzheimer

Cuando una persona mayor desarrolla Alzheimer, aumenta su necesidad de cuidados por parte de otra persona. A menudo los familiares más cercanos que se hacen cargo de ellos descubren que uno de los grandes retos de cuidar a una persona con Alzheimer es establecer adecuadamente los límites.

¿Qué cosas debería dejarle seguir haciendo solo? ¿Cuáles otras podría mejor hacer por él, por su propia seguridad? Esa simple duda ya plantea en qué aspectos la persona puede continuar manteniendo la independencia, y en qué otros dependerá de nosotros.

También a este respecto será importante darnos cuenta de cómo nosotros dependemos de la persona mayor. Es decir, hasta qué punto nuestra vida ha comenzado a girar alrededor de ella, y cómo su vida y todos los aspectos de la misma han comenzado ha girar a nuestro alrededor.

Poner nuestra vida en pausa para cuidar de alguien es algo que debemos evitar a toda costa, ya que no es beneficioso para ninguna de las partes.

Para comprenderlo adecuadamente, comencemos entendiendo cuáles son los síntomas o los signos que nos pueden indicar que la relación entre el cuidador (profesional o no) y la persona mayor es una relación de codependencia.

Indicadores de codependencia

A menudo podemos oír a otras personas o incluso a nosotros mismos diciendo cosas como “no puede estar en ningún momento sin mí”. Habrá que plantearse también si lo contrario también puede ser cierto, quedándose un sentimiento de vacío en nuestro interior, o teniendo sentimientos de culpa, cuando no estamos cuidando de esa persona.

Vamos no obstante a desgranar este sentimiento para poderlo comprender mejor, y poder detectar los signos de alarma si estos se producen:

  • Creerse indispensable. Pensar que somos los únicos disponibles y capaces del cuidado de esa persona, generalmente provocado por un exceso de responsabilidad que tenemos que aprender a gestionar. Eso provocará que si no estamos allí, esa persona “está perdida”, y nuestra vida puede comenzar a girar entorno al cuidado de la persona mayor.
  • Esto a su vez puede provocar que sintamos que otras personas no serían capaces de hacerlo adecuadamente, o que sintamos que es nuestro deber hacerlo. Por ello, pueden aparecer dificultades a la hora de delegar los cuidados o las tareas a realizar, y pueden provocar que nos cueste en exceso pedir ayuda aun cuando la necesitemos.
  • Cuando esto va sucediendo, comenzamos a poner, como hemos dicho, nuestra vida personal en pausa. Ello causa que no atendamos nuestras necesidades, no expresemos nuestros sentimientos y nos descuidemos a nosotros mismos, tanto como a los que nos rodean. Esta falta de límites personales también puede llevar a no poder respetar los límites de los que están a nuestro alrededor.
  • La falta de límites y de cuidado personal, lleva inevitablemente a sentimientos de sobrecarga, no respetando nuestro derecho a cansarnos y no permitiéndonos resolver adecuadamente situaciones complicadas, por lo que tendemos también a menudo a tener una baja tolerancia a situaciones imprevistas.
  • Al final, todo ello puede acabar por derivar en sentimientos de baja autoestima, marcados en una gran medida por sentimientos de culpa constantes. Consideramos en todo momento que podríamos hacer más, o que lo podríamos hacer mejor. También sentimos que si no llegamos a algo, estamos faltando a nuestro deber. Esta vergüenza y ansiedad nos impide ser capaces de expresar nuestras necesidades y sentimientos de una forma adecuada, y al mismo tiempo nos impide estar lo suficientemente bien nosotros mismos como para atender de forma efectiva a la persona que depende de nosotros.
Codependencia y Alzheimer
ayudas técnicas para personas mayores

Efectos de la codependencia

Una vez comprendidos los síntomas, es importante que entendamos el peligro que supone la codependencia cuando cuidamos de una persona mayor. ¿Qué provocan estos síntomas, en el otro y en nosotros mismos? ¿Por qué es importante concienciarnos para evitarlo?

En primer lugar, necesitamos cuidarnos para cuidar al otro. Es importante entender que si no nos encontramos bien con nosotros mismos, el grado en el que vamos a poder atender al otro va a ser menor, y la calidad del cuidado que proporcionemos también será peor.

Los sentimiento de ansiedad que podemos tener en estas situaciones puede llevarnos a problemas graves, tanto en nuestra vida diaria como en nuestro propio estado de salud, tanto física como mental.

Disminuye el grado de autonomía del enfermo, que ha de hacer todo a través del cuidador, y a su manera. Al no poder atender adecuadamente al otro nosotros solos, podemos inconscientemente tender a controlar todos los aspectos de su vida.

Todo ello además genera una situación tal que cuando finalmente la persona mayor acabe por fallecer, nuestro duelo se complicará en exceso. Este duelo patológico podrá causarnos infinito dolor de una manera poco adecuada.

Prevención y tratamiento

Comprendida la complejidad de la situación, hemos de saber también qué es lo que podemos hacer para evitar que esto suceda. También será importante saber reaccionar si hemos logrado darnos cuenta de la situación en la que nos encontramos si estamos en una relación de codependencia con una persona mayor.

Pedir ayuda, ya sea a familiares o amigos o a otra serie de recursos, públicos o privados: centros de día en los que la persona esté atendida y estimulada mientras descansamos, Servicios de Ayuda a Domicilio que nos permitan un descanso, personal doméstico para que atienda sus necesidades, dejándonos disponibles para poder simplemente disfrutar de nuestro familiar, etc.

Expresarnos. Esto incluye tanto poder decir cómo nos sentimos, como dejar claros nuestros límites y necesidades. Todos tenemos el derecho a sentirnos escuchados y comprendidos. Esto es posible que podamos hacerlo en nuestro entorno, pero también podemos beneficiarnos de la ayuda de profesionales, tanto con grupos de apoyo como con la ayuda de un psicólogo en una terapia personal.

Recuperar nuestra vida, buscando huecos tanto para aquello que necesitamos hacer (acudir al médico o al dentista, hacer la compra, ir a la peluquería, etc.) como para aquello que queremos hacer (pasear, escuchar música, ver a algún amigo, relacionarnos con otras personas, etc.).

Naturalizar: a menudo esta situación genera vergüenza o culpa, pero es importante darnos el permiso de sentirnos hartos o enfadados, cansados, frustrados, etc. Reconocernos ese derecho nos permitirá buscar la ayuda pertinente.

Estas pistas y pautas pueden ayudarnos a dar los primeros pasos para salir de una situación complicada, tóxica y perjudicial, o para reconocer y ayudar en esa situación a alguien que se ve inmerso en ella sin darse cuenta. Desde la Fundación Atilano Sánchez Sánchez te ayudamos en todo el proceso, de principio a fin, estamos a vuestra disposición.

Contáctanos

This contact form is deactivated because you refused to accept Google reCaptcha service which is necessary to validate any messages sent by the form.
© FundaciónFASS 2021 - Todos los derechos reservados