En el cuidado de las personas mayores podemos observar múltiples dolencias, tanto físicas, como cognitivas, conductuales o emocionales. Uno de los problemas más generalizados es la ansiedad y los miedos. Existen fobias habituales en la vejez, y detectarlas, así como saber cómo tratarlas con ellos es de gran ayuda para su bienestar.

Cuando las personas mayores se enfrentan a un peligro (por ejemplo, riesgo de caída), pueden sentir miedo o temor de manera adaptativa. Sin embargo, cuando nos dedicamos al cuidado de ancianos, observamos que en ocasiones para muchas personas mayores ese temor se vuelve irracional, persistente, desbordante e involuntario. En otras palabras: desadaptativo. Ante esto, sufren enormemente, y llevan a cabo conductas constantes de evitación ante cualquier estímulo que le produzca esos sentimientos.

Tipos de fobias en personas mayores

En este punto de madurez y en edades avanzadas, es posible atender a un tipo de clasificación de miedos habituales y cotidianos en ancianos. Este tipo de miedos comunes, se pueden agrupar en los siguientes conjuntos.

Fobias específicas

Estas fobias específicas hacen referencia a un estímulo concreto, como por ejemplo miedo al atragantamiento. Puede llevar a las personas mayores a evitar comer determinadas comidas, o negarse a tragar algunos alimentos, para no atragantarse. Son miedos concretos que les impiden realizar acciones y actividades determinadas en el tiempo.

Fobia social

Las personas mayores pueden acabar evitando cualquier tipo de contexto social, que le produce ansiedad, evitando salir de casa, relacionarse con otros, y derivar en serios problemas de aislamiento. Esto tiene como consecuencia una pérdida de contacto y comunicación, y por consiguiente, un creciente índice de soledad y depresión en ancianos.

Agorafobia en ancianos

Si bien por esto se suele entender miedo a los espacios abiertos, en realidad se trata de miedo ante situaciones en las que se dificulte pedir ayuda o escapar. Por ello, se acaba temiendo por ejemplo salir a la calle o encontrarse con grandes multitudes. También suele producir en muchos casos un gran aislamiento en las personas mayores y un gran miedo a salir de casa. Cierran puertas, ventanas, persianas, etc., ante un intento de sentirse protegidos.

Causas posibles de los miedos en la vejez

Una causa importante de la ansiedad en personas mayores suele ser la falta de preparación ante los cambios que la vejez demanda. Comienzan a sentirse sin recursos o sin red social que les pueda apoyar ante una dificultad. También afectan otros factores como cambios bruscos en el estilo de vida, un descenso en el sentimiento de autonomía personal, no sintiéndose dueños de su propia vida, problemas económicos, miedo ante la proximidad de la muerte, deterioro de la salud, aislamiento social, sentimiento de soledad, etc.

Cómo tratar a personas mayores con miedos

Los cuidados más eficaces a la hora de tratar los trastornos de ansiedad de las personas mayores incluyen la psicoterapia, la farmacoterapia y las técnicas de relajación. A través de la terapia se puede ayudar a las personas mayores a mejorar sus habilidades sociales, mejorar en asertividad, a lidiar con el estrés, les enseñarían técnicas de resolución de conflictos, etc.

Sin embargo, esto no significa que no podamos hacer nada en nuestro día a día para ayudarles. Hay diversas estrategias y aspectos que podemos atender para ello:

La realización de ejercicio físico siempre ayuda

Produce serotonina y ayuda a prevenir la aparición de ansiedad en las personas mayores. Lo ideal es no hacerlo justo antes de comer, pero sí una o dos horas antes, lo cual ayudará también a que descansen adecuadamente.

Programar periodos de descanso

Es importante que, además de la estimulación cognitiva y física, las personas mayores puedan disfrutar de momentos de tranquilidad antes de llegar a sentirse agotados. Intercalar intervalos de descanso beneficiará el afrontar el día con más energía y ganas.

Grandes dosis de paciencia

Las personas mayores tardan más tiempo en realizar cualquier actividad, con lo que muchas veces no les da tiempo a realizar todo lo que querrían o podrían hacer. No somos solo nosotros quienes debemos ejercer nuestra paciencia, si no ellos consigo mismos, estableciendo aquellas prioridades de lo que prefieren hacer, dejando aquello menos importante para ellos para el final.

Realizar actividades estimulantes

Poner en práctica ejercicios para la memoria, actividades de ocio de las que disfruten, relaciones sociales con otras personas, como amigos o familiares, etc. eso les hará sentirse satisfechos y con recursos ante otras situaciones más difíciles.

Dietas adecuadas para mayores

No estar bien alimentado o comer demasiado hace que el organismo funcione peor.

Favorecer sentimientos de eficacia

Conseguir un refuerzo en su autonomía y evitar otros como la autoexigencia, así como practicar técnicas de relajación. También pueden ayudar para ello aspectos como la música o una luz agradable.

La vitalidad de una persona no solo recoge todo lo concernientes al estado físico, sino también al estado emocional y moral. Ocurre lo mismo con las personas mayores en edad avanzada. Una de estas consecuencias de no cuidar del estado emocional de personas ancianas es la depresión. La senectud está íntimamente relacionada con la soledad y la depresión. Estas son las maneras mediante las que identificar los síntomas y causas y saber cómo tratar a una persona mayor con depresión.

En muchas ocasiones vemos a las personas mayores bajo ciertos prejuicios, que en ciertas circunstancias nos llevan a normalizar en ellos sentimientos de tristeza y apatía.

Quitarnos dichos prejuicios sobre las personas mayores es de suma importancia, y el de su estado de ánimo es uno de los más importantes. Las personas mayores, al igual que cualquier otra persona, pueden sufrir y sufren de depresión, pero debido a esta circunstancia, la depresión en personas mayores está subdiagnosticada, y por lo tanto, no está lo suficientemente tratada.

Síntomas de la depresión en las personas mayores

En muchas ocasiones asociamos la depresión con síntomas de tristeza, pero estar triste no siempre es algo que desde fuera resulte tan evidente, sobre todo cuando tratamos con personas mayores. Por ello, hay otros síntomas que hemos de tener en cuenta para ser capaces de reconocer una posible depresión en mayores:

¿Necesitas ayuda y orientación para cuidar de una persona mayor?

Aburrimiento o apatía

El disminuir las ganas de hacer cosas, o perder la ilusión que se tiene sobre ciertas actividades, puede responder a una depresión. Esto puede cursar con indiferencia aparente por lo que rodea a las propias personas mayores. No quieren ni tratan de hacer cosas, tomar decisiones o interesarse por lo que les acontece.

Nerviosismo, irritabilidad o inquietud

El aumento de estos síntomas no necesariamente implica un deterioro cognitivo, puede deberse a que las personas mayores estén desarrollando depresión. Pero suelen relacionarse los estados de nervios, tensión, inquietud o irascibilidad. Sobre todo para personas que en su vida no han sido así.

Inseguridad y autoestima baja

Aumento de los sentimientos de inseguridad, autorreproches, disminución de la autoestima, etc. Aun si no asocian estos sentimientos a la tristeza, no podemos pasarlos por alto.

Pérdida de sueño y alimentación

Una persona mayor deprimida muestra una clara alteración de los ritmos habituales de alimentación o sueño, habitualmente comiendo menos y desarrollando insomnio.

Delirios y miedos

Delirios o creencias irracionales que, de nuevo, no tienen por qué responder a trastornos cognitivos, sino que pueden deberse a la depresión.

Posibles causas de depresión en personas mayores

Hay diversos factores que pueden aumentar el riesgo de que las personas mayores desarrollen depresión. Entre ellos, está el ser mujer, el tener deterioro cognitivo o tener otras enfermedades discapacitantes, como dificultades de visión o accidentes cerebrovasculares.

Otras causas que pueden precipitar la depresión en personas mayores son cambios bruscos en su vida, como por ejemplo, cambios de domicilio o fallecimiento de personas cercanas o el aumento de la dependencia o pérdida de la sensación de independencia.

También afectan otros aspectos de la personalidad, como la excesiva necesidad de orden y perfeccionismo, el aprendizaje de respuestas ante situaciones de tensión o dificultad, la sensación de pérdida de economía o apoyos, etc. Ciertos fármacos o la ingesta de alcohol también pueden empeorar la situación.

Ya sabemos qué es la depresión y por qué puede ocurrir. Ahora, ¿qué se puede hacer?

Qué hacer con las personas mayores deprimidas

Lo primero, y ante todo, es avisar al profesional de referencia, como al neurólogo, y transmitirle nuestras sospechas. Es importante que el neurólogo esté al corriente de todo: qué hemos detectado, qué aspectos vienen de antes y cuáles son nuevos, qué nos preocupa, qué hábitos alimenticios tiene y qué fármacos está tomando, etc.

Un diagnóstico precoz puede ser vital para poder tratar adecuadamente la depresión, pero también es de suma importancia que una vez el diagnóstico esté dado, las personas mayores continúen acudiendo a todas las revisiones, pues también hay que evitar la cronicidad del tratamiento.

Cómo cuidar en casa de una persona anciana con depresión

Desde casa también hay ciertas pautas que podemos llevar a cabo para paliar este estado de ánimo e intentar evadir pensamientos negativos de estas personas mayores:

No forzarles a algo

Evitar forzar sentimientos positivos en las personas mayores. A menudo, tratamos de que se olviden de lo que estaban pensando o intentamos convencerles de que lo que ven, piensan o sienten no es así. Esto ha demostrado ser contraproducente.

Darles espacio y comunicarse

Por el contrario, es importante darles espacio y permitirles expresarse. Podemos tranquilizarles, indicándoles que lo que sienten es normal, sin restarle importancia, y explicándoles que es temporal, y que se pueden sentir mejor. Es importante reconocer los avances que vayan produciéndose.

Ayudarles a encontrar sus gustos

Podemos reconducir la situación, focalizando su atención a algo que le guste o le provoque más placer, algo que disfrute, sin forzar la situación. También es importante fomentar el diálogo y la flexibilidad, que se sientan escuchados y que perciban que tanto ellos como lo que sienten es importante, y que tratamos de respetarlo.

Todo ello puede mejorar el pronóstico de la depresión, y puede ayudarnos a darnos cuenta de que, como se suele decir, hay luz al final del túnel. Necesitamos tener optimismo y, sobre todo, mucha paciencia.

En situaciones determinadas de la vida, más aún en personas de la tercera edad, es posible que estos pacientes requieran de un reposo constante en cama. Bien por una enfermedad o patología temporal, o por causa física directamente relacionada con el cansancio y la edad, estas circunstancias requieren de un protocolo de cuidados. Resulta vital conocer cómo cuidar de una persona mayor encamada. Algo que los cuidadores a domicilio y empleadas saben a la perfección dada su profesión.

Para conocer más acerca de qué hacer y cómo tratar de una persona mayor encamada, analizamos y proponemos una serie de consejos de gran ayuda. Aspectos prácticos para conseguir un mayor confort y ofrecer el mejor cuidado y bienestar para un anciano y persona mayor que se encuentra en la cama sin poder moverse en exceso.

Consejos para cuidar a personas encamadas

Una persona encamada está sometida a cierta presión y está también más expuesta a la aparición de algunas patologías físicas. Todo esto lleva a un estado de estrés y de cansancio que hay que llegar a comprender para poder ayudar a estos pacientes postrados en cama. Por eso, una de las primeras recomendaciones es tener toda la empatía posible para tranquilizar a la persona.

Esta situación de mermada movilidad de este tipo de personas provoca que sean muchas las atenciones necesarias para el día a día y sus cuidados personales e higiénicos. Incluidos en estos cuidados se encuentran todos los atribuidos a favorecer el bienestar y la comodidad, la alimentación, la higiene, el acompañamiento, asistencia sanitaria mínima, y cualquier atención complementaria que pudiera necesitar el paciente.

Un trabajo de asistencia para que, tanto a nivel físico como mental, esté lo mejor asistido posible durante su estancia y recuperación -en el mejor de los casos- en la cama.

Mejores cuidados para ancianos en cama

¿Cuáles son los cuidados más necesarios para un anciano encamado? Son muchos, y muy necesarios, las atenciones prioritarias para este tipo de personas. Sobre todo, porque un buen cuidado prevendrá de ciertas infecciones, enfermedades y patologías que pueden verse afectadas si no se realizan correctamente unas técnicas sanitarias y de atención.

Entre los cuidados primarios que se deben realizar a este tipo de pacientes longevos que están postrados en una cama sin apenas moverse se encuentran.

Cuidados de aseo e higiene

Estos cuidados son fundamentales, sobre todo para pacientes de estas características, sin independencia y apenas movimiento. Una buena higiene contribuye a mejoras en salud y comodidad de la persona atendida. Pese a que pueda acarrear situaciones embarazosas, es necesario acostumbrarse a ello para crear un ambiente de relajación y complicidad entre el cuidador y el paciente.

Este aseo para personas encamadas es vital para evitar la proliferación de bacterias y hongos, para activar la circulación, evitar llagas, crear bienestar, y mejorar el sueño. La higiene incluye desde la cara a todo el cuerpo.

Para ello hay que proveerse de materiales y jabones esenciales recomendados para el cuidado de la piel de estas personas.

Alimentación de personas encamadas

La alimentación de los ancianos y mayores en cama también tiene una gran importancia. Debe ajustarse una dieta a estas condiciones de extremo sedentarismo. Asimismo, la ausencia de ciertas vitaminas y nutrientes puede provocar úlceras.

Es necesario asegurar los nutrientes necesarios al día a día, y acostumbrar a la persona mayor a comer en una postura en posición sentada para evitar posibles atragantamientos.

Movimientos y actividad

Pese a la situación en la que se encuentran estas personas, conviene fomentar la actividad y el movimiento de los músculos del cuerpo. Si esta persona está en disposición de moverse levemente con ayuda, es necesario seguir patrones de actividad y ejercicio para moverse y evitar estancias prolongadas en las mismas posiciones.

Estas acciones también ayudan a evitar que aparezcan úlceras en la piel y heridas cutáneas a causa de permanecer siempre en una misma postura en la cama.

Cuidados externos

Hay que tener en cuenta, además, otra serie de cuidados añadidos para mejorar la comodidad con la persona mayor dependiente. Entre ellas algunas recomendaciones como:

-Utilizar colchones antiescaras y sabanas que no rocen

-Cambiar las sábanas y la ropa con periodicidad

-Airear la habitación cada día para evitar una larga exposición sin renovar el aire

-Fomentar actividades de ocio como lectura, películas, juegos, conversaciones…

¿Cuándo es conveniente usar andadores para mayores? ¿Cuáles son los mejores andadores? ¿Qué modelos existen? Estas son algunas de las dudas que acompañan a todos aquellos que quieren comprar un andador para ancianos y buscan entre los diferentes modelos existentes. Una amplia variedad que difiere en cuenta a ciertas características, tanto de diseño, como de capacidades de la propia persona.

Esta vez vamos a contarte todo lo que necesitas saber sobre los andadores para personas mayores. Resolvemos las principales dudas y te aconsejamos en función de los requerimientos principales de la persona que vaya a utilizarlos.

Qué son los andadores

Los andadores son unos soportes diseñados para mejorar la vida de las personas con movilidad reducida. Normalmente orientados a las personas de la tercera edad, cuya flexibilidad y musculatura se resiente con el paso de los años. Los andadores son mucho más eficientes que un bastón, y se recomiendan para aquellas personas que han perdido fuerza o necesitan de un punto de apoyo para no perder el equilibrio.

Estos sistemas son un producto ortopédico y ayuda técnica para mayores, y suponen una gran ventaja para la independencia y movilidad de personas mayores. Además, estos andadores -conocidos también como caminadores-, ofrecen la estabilidad necesaria para los paseos por la calle, o para moverse fácilmente entre las habitaciones y pasillos de casa.

Ventajas de los andadores para mayores

Como es lógico, estos andadores son un gran alivio para familiares y las propias personas mayores, que necesitan de apoyos para andar. Son suficientemente seguros para aquellos que aún pueden ir paso a paso sin cansarse en exceso. Si no fuera suficiente, habría que pasar a modelos de sillas de ruedas.

No obstante, los actuales andadores cuentan con un mecanismo que se adapta por completo a la persona. Siendo un sistema de movilidad ligero, con o sin ruedas, con fácil agarre, regulable en altura, y con una serie de características que permiten una mayor versatilidad.

Los mejores andadores y sus características

Para elegir el mejor andador para una persona mayor, es necesario adecuarse a sus necesidades y adquirir un modelo que ofrezca la solución más eficiente para cada caso personal. Dependiendo de la fabricación, el diseño, o las características necesarias para cada persona se requerirá un tipo u otro. Pero cualquier andador tiene este tipo de características que enumeramos y resaltamos.

Material ligero y resistente

Para la fabricación de cualquier andador ortopédico el material es muy importante, porque debe adaptarse a las exigencias particulares de las personas mayores. En este caso se suelen utilizar piezas ligeras de aluminio y resistentes como el acero. Así se obtiene la ligereza y suavidad necesaria, y la resistencia ante los golpes. También debe incorporar un agarre cómodo y ergonómico.

Ruedas o tacos

Existen modelos de andadores con ruedas, bien sean de dos ruedas, de tres o incluso de cuatro. Adecuados para aquellas personas que no pueden hacer la suficiente fuerza como para levantar el sistema. Para el resto, pueden hacer uso también de los modelos sin ruedas, que poseen un acabado en forma de taco para evitar que se deslice en exceso. También usados para andar por la orilla del mar.

En el caso de los modelos de andadores con ruedas, sí que suelen incorporar un sistema de freno para evitar incidentes.

Andadores con asientos

Uno de los propósitos principales de comprar un andador es el que las personas mayores adquieran la independencia necesaria para salir a la calle a comprar o a pasear. Por eso, algunos modelos, como estos, proponen modelos que incorporan un asiento para que se pueda desplegar y descansar en cualquier momento.

Otra variante son aquellos que también incorporan una pequeña cesta donde poder colocar la compra y transportarla fácilmente a casa.

Modelos en diferentes anchuras

Hay que destacar que los modelos están delimitados a diferentes anchuras. Siendo los de mayor anchura más apropiados para exteriores -ya que se obtiene mayor estabilidad y sujeción-, y los más estrechos para casa, debido a la anchura de pasillos y habitaciones.

Conviene destacar que normalmente los andadores tienen la posibilidad de plegarse para poder ser guardados en armarios con total comodidad.

Cómo debe usar un andador un anciano

Ahora bien, ¿cómo y cuándo debe usar un andador una persona mayor? Cualquier persona requiere de un tiempo para adaptarse al andador y a la forma de andar con él. Para agilizar esta adaptación es necesario practicar. Para ello se recomienda usarlo en distancias cortas y empezar a adaptar el paso para no tropezarse.

También es conveniente ajustar y regular las alturas para que sea lo más cómodo posible para la persona adecuada. Ya que la altura que puede necesitar una persona puede ser diferente de otra. Sobre todo, para evitar encorvar la espalda en cualquier trayecto.

Practicar también los pasos de sentarse y pasar al andador, así como viceversa.

Hasta el momento de usarlas nunca se sabe lo útiles con son estas sillas de ruedas. Pero es importante conocer los límites de estas sillas y los diferentes modelos que existen para favorecer el acceso a todos los rincones en la vida diaria. Más aún para las personas mayores que requieren de una ayuda especial para la movilidad, más aún en edades muy avanzadas.

Una silla de ruedas para mayores debe adecuarse perfectamente al paciente. Debe incluir una serie de factores, comunes en los ancianos, para solventarlos y ayudarles en cualquier movimiento y desplazamiento.

De esta forma se mantiene un cierto grado de autonomía, así como la posibilidad de socializar y moverse. Explicamos los motivos por los que escoger una buena silla de ruedas para ancianos y en qué debes fijarte.

Cómo elegir una silla de ruedas para ancianos

Hay que tener claro que el objetivo prioritario de una silla de ruedas para ancianos es ganar en funcionalidad, movilidad y también en comodidad. De igual manera, conforme la edad avanza aparece la pérdida de movilidad del cuerpo. Este proceso gradual obliga a usar algunas soluciones y soportes. Desde bastones, andadores para mayores o las sillas de ruedas que comentamos.

No todas las sillas de ruedas son iguales. Dependiendo del modelo y la categoría disponen de ciertas novedades y distinciones en función del tipo. Esto también afecta al precio de la misma, que dependerá de las funcionalidades y comodidades.

Atendiendo a cada persona se le recomendará el uso de un modelo u otro para conseguir el máximo beneficio y calidad de vida necesarios. Por eso, es conveniente prestar atención a cuestiones como:

  • Limitaciones de peso de la silla
  • Dimensiones de la silla de ruedas
  • Ligereza de la silla, si va a ser transportadas
  • Anchura de la casa, si se va a usar dentro

Tipos de sillas de ruedas para mayores

Teniendo en cuenta estas valoraciones, y otras, se pueden clasificar las sillas de ruedas en diferentes modelos, o diseño específico. Cada una con un valor diferencial y que define a la perfección las ventajas de cada una de ellas. Entre las mejores sillas de ruedas para ancianos más habituales se encuentran las siguientes.

Silla de ruedas autopropulsables

Estos modelos de sillas de ruedas son las más habituales. Para aquellos que mantengan la fuerza y destreza para manejar por ellos mismo las ruedas y desplazarse de manera autónoma. De entre todos los modelos, son las sillas de ruedas más asequibles para los que buscan autonomía gracias a las sujeciones de los ejes.

Sillas de ruedas eléctricas

Estas sillas de rueda eléctrica, denominadas también scooter, se recomiendan a aquellos que de manera independiente pueden realizar desplazamientos, sin necesidad de manejarla haciendo fuerza con las manos. Con un mando accionas el motor y diriges la silla allá donde quieras. Estas sillas de ruedas motorizadas son más caras, pero se reduce esfuerzo en cada paseo.

Sillas manuales de ruedas

Si estás buscando una silla de ruedas para una persona mayor que no puede valerse del todo por ella misma, esta es la opción más recomendada. Sobre todo, para aquellos ancianos que, con ayuda de alguien, quieren dar paseos y deben hacerlo desde estos sistemas. Dentro de este mismo grupo hay multitud de modelos donde cambia el confort, diseño o tamaño.

Sillas de ruedas plegables

Otro de los modelos que ofrecen grandes ventajas son las sillas de ruedas plegables. En conjunción con el grupo anterior, estas sillas de ruedas manuales plegables ofrecen esa diferenciación que no es otra que poder guardarlas cómodamente en casa.

La tercera edad lleva consigo un estado de salud más delicado. Es la etapa de la vida donde más vulnerable se es, y más riesgo existe para una serie de enfermedades y patologías. Las personas mayores están más expuestas y es necesario conocer cuáles son las enfermedades más comunes en ancianos y mayores. Principalmente para estar prevenido, saber cómo actuar y qué hacer para que no sean tan perjudiciales ni aparezcan.

En cualquier momento de la vida es posible contraer una enfermedad. Desde patologías habituales, hasta enfermedades más severas. En el caso de las personas en tercera edad pasa igual, pero la afección puede ser más grave en cualquiera de los casos, ya que su cuerpo no está tan preparado como lo pudiera estar tiempo atrás.

Por qué los mayores sufren más enfermedades

Con el paso de los años, el metabolismo y la repuesta del cuerpo ante enfermedades no es igual que antes. Tanto músculo, piel, huesos e incluso el sistema cognitivo se ven afectados y pierden fuerza y resistencia. Esto provoca que no se esté lo suficientemente preparado para afrontar ciertas actividades o patologías.

Todo este conjunto de situaciones es el que induce a que las personas envejecidas sean consideradas como un grupo de riesgo. Por eso es tan importante preocuparse por el cuidado y bienestar de las personas de la tercera edad.

Enfermedades más comunes en personas mayores

Pese a que estas enfermedades son muy habituales en personas mayores, todo el cúmulo de avances, innovación tecnológica y desarrollo para mejora de la calidad de vida ha permitido poder hacer frente con mayores oportunidades a estas enfermedades. Tanto para superarlas, como para sobrellevarlas de la mejor manera posible.

Así, destacamos y analizamos cuáles son las 10 enfermedades más comunes en personas mayores y qué características tienen:

Alzheimer

El alzheimer se integra dentro de las patologías cognitivas. En definitiva, se trata de un deterioro cognitivo que sufre la persona y que su máxima expresión es la pérdida de memoria progresiva. Al igual que el cuerpo, el cerebro también envejece y las células nerviosas se van debilitando.

Puedes consultar en otro de nuestros artículos donde hablamos sobre cómo cuidar a una persona con alzheimer, los principales síntomas y causantes.

Ictus

El ictus (enfermedad cerebro vascular) es, sin duda, una de las enfermedades más habituales en ancianos. Su origen reside en la obstrucción o rotura de algún vaso sanguíneo encargado de llevar sangre al cerebro. Se reduce así el flujo de sangre al cerebro y las células nerviosas dejan de funcionar.

Conocido también como infarto cerebral, los síntomas más habituales cuando una persona sufre un ictus son los hormigueos en algún lado del cuerpo o cara, pérdida del habla, dificultad en la visión y pérdida de coordinación, así como dolor de cabeza.

Infarto

Hay diferentes tipologías de infartos, siendo el más común el infarto de miocardio. Suele estar iniciado por un dolor incipiente en el pecho y brazos. Acompañado de dificultad respiratoria, nauseas o mareos.

Artrosis y artritis

Se podría decir que casi toda la población de la tercera edad sufre de artritis. Que no es otra cosa que la inflamación en articulaciones. Esto lo que provoca es dolor al realizar ciertos movimientos o gestos. La artritis puede tratarse a base de rehabilitación e inflamatorios.

En los casos más severos esta artritis puede llegar a desembocar en una artrosis como degeneración del cartílago.

Hipertensión

Es habitual que las personas mayores tengan la tensión arterial alta. Para cuidar estos índices es necesario llevar una dieta alimenticia y realizar actividad física.

Parkinson

El parkinson es otra de esas enfermedades que más sufren las personas mayores. En parte porque afecta directamente al sistema neurológico. Es una pérdida de neuronas progresivas. ¿Cómo afecta el parkinson en mayores? Al afectar al sistema nervioso genera temblores en la persona, movilidad reducida, y alteración del equilibrio.

Se hace latente la rigidez muscular que imposibilita llevar una vida mucho más llevadera e independiente.

Problemas auditivos y visuales (cataratas)

La pérdida de audición en mayores es uno de los problemas que más afecta en la vejez. Cualquier sentido va perdiendo eficiencia al pasar el tiempo y las capacidades sensoriales como el oído y la vista son una de las que más sufren. Es un proceso degenerativo que no tiene solución.

En cuanto a la vista, la edad también influye en este sentido. Desde la pérdida de nitidez en la vista (presbicia), hasta la aparición de cataratas. Unas cataratas en ancianos que pueden tratarse con cirugía.

Rotura de huesos (osteoporosis)

La osteoporosis en sí es una enfermedad degenerativa que se entiende como una disminución de la densidad ósea. ¿Cómo afecta la osteoporosis a las personas mayores? Principalmente, en lo que más puede llegar a afectar es en caídas y golpes que deriven en roturas de huesos. Una de las más habituales tiene que ver con la rotura de cadera de personas mayores.

Fibromialgia en mayores

La fibromialgia es una enfermedad crónica que puede afectar a cualquier persona. Sin importar el género o la edad. Por tanto, también la pueden sufrir las personas mayores. Se caracteriza por un extremo cansancio, dolencia muscular, trastornos de sueño, pies inquietos y dolores fuertes de cabeza. No tiene un diagnóstico claro ni fármaco que ayude a solventar este conjunto de dolencias.

Depresión en ancianos

Muchas personas mayores, como consecuencia del ritmo de vida, acaban viviendo su vida en un estado de soledad. Esto puede llegar a provocar episodios de depresión que es necesario atender y cuidar para conseguir un estado de bienestar en el día a día. La depresión en ancianos es algo habitual y por eso se requiere la ayuda de profesionales, cuidadores de mayores y especialistas para tratar estas situaciones.

Una de las acciones y campañas que más se están prodigando en cualquier zona natural de las ciudades españolas están dirigidas a las personas mayores. En espacios abiertos al aire libre, como son los parques, se están instalando series de máquinas de ejercicios para que las personas mayores y ancianos puedan hacer actividad diaria y evitar el sedentarismo. Estos parques para ancianos ofrecen múltiples ventajas, y no solo por mantener la actividad física. Por eso son altamente recomendables a ciertas edades.

Los parques para ancianos están pensados principalmente para gente de la tercera edad. Estas zonas públicas habilitadas tienen la garantía de ofrecer un acceso fácil y sencillo para que cualquier persona, independiente, o que está en silla de ruedas, pueda acceder a estas zonas comunitarias.

¿Dónde encontrar parques de ejercicios para ancianos?

La apuesta de los Ayuntamientos es clara, favorecer una vida de ejercicio activa para las personas mayores. Y este es el propósito principal de estas zonas comunes con máquinas de ejercicio. Bien ubicadas en zonas abiertas y parques, son un punto de encuentro habitual para los ancianos, y personas de cualquier edad, que quieren aprovechar el tiempo, y las instalaciones públicas, para hacer ejercicio y codearse con otras personas.

Cada ciudad española dispone de varios de estos parques de mayores distribuidos por los barrios de tu ciudad, para que más gente tenga acceso rápido a estos servicios gratuitos y al aire libre.

Ventajas de los parques deportivos para mayores

El uso tanto del espacio abierto para personas mayores, así como de las máquinas de ejercicios habilitadas para este sector de la población, proporciona unas ventajas claras. Unos circuitos de ejercicios que son muy recomendados por especialistas. Los equipos médicos geriatras recomiendan hacer ejercicio, y estos parques para ancianos son una oportunidad idónea para crear una rutina de actividad física en la tercera edad.

Además del apartado físico, estas zonas naturales de ejercicio también ofrecen muchas más funcionalidades asociadas a beneficios íntegros de los que pueden beneficiarse cualquier anciano, ya sea de manera independiente, o con ayuda y acompañamiento de familiares o cuidadores.

Entre las principales ventajas de acudir a un parque para ancianos se encuentran las siguientes apreciaciones:

Activación muscular

El objetivo prioritario de estas instalaciones es crear circuitos de deporte pensados en los más mayores. Series de ejercicios de piernas, brazos, hombros… para la activación muscular de todo el cuerpo con movimientos repetitivos y no molestos. Así el cuerpo podrá responder de forma muy positiva a determinados gestos o esfuerzos del día a día.

Tanto para la mejora de los pasos de los años, como forma de rehabilitación al aire libre, estas máquinas son una opción predilecta a ciertas edades.

Acompañados o en solitario

Lo bueno de estos parques habilitados para mayores es que pueden acudir tanto ancianos con una movilidad completa, como aquellos que necesitan de la ayuda de familiares o de cuidadores de personas mayores a su lado. Son ejercicios que se adaptan a todo el mundo y sus condiciones.

Evita sedentarismo en ancianos

Es una forma clara de evitar fases de sedentarismo. Muchas personas mayores apenas salen de casa, aunque puedan hacerlo. El tener un parque biosaludable de este estilo cerca, les permite luchar contra el sedentarismo y crear una rutina saludable.

También hay que valorar el paseo que va incluido hasta llegar al parque, así como la vuelta a casa.

Aprovechar el aire libre

Otro de los beneficios de estos parques es que están al aire libre. La naturaleza y ambientes exteriores cuando hace buen tiempo es sinónimo de salud. Ayuda sobremanera en ámbitos tan esenciales como el estado físico y el mental. El sol también realiza una función vital en estas personas, para prevenir ciertas enfermedades coronarias y recibir vitamina D para fortalecer huesos.

Socialización

Aparte de todas las ventajas a nivel físico, hay que valorar otros beneficios como puedan ser los sociales. Estos parques biosaludables es un punto de encuentro para que personas en la tercera edad puedan compartir momentos, historias y conversaciones mientras hacen deporte.

Cuando llegan a cierta edad, las personas mayores suelen acabar teniendo lo que podemos denominar trastornos del sueño y problemas de descanso. Esto incluye dificultad para conciliar el sueño, un sueño más fragmentado, despertares nocturnos más frecuentes… en general, las personas mayores valoran negativamente la calidad de su sueño nocturno.

Ante esta situación, lo primero que nos preguntamos es qué aspectos pueden provocar que una persona mayor tenga trastornos del sueño. Así como cuáles son las medidas para mejorar el descanso de las personas mayores.

Causas del trastorno del sueño en mayores

Hay muchos aspectos diferentes que pueden causar que las personas mayores tengan trastornos del sueño. De igual manera, que un anciano se despierte varias veces durante la noche, no está relacionado de forma directa con estar enfermo.

No obstante, el no dormir un mínimo de 8 horas diarias a estas edades puede deberse, en gran parte, a situaciones relacionadas con episodios como los que detallamos a continuación.

Una mala higiene del sueño puede influir enormemente. La higiene del sueño son todas aquellas medidas encaminadas a lograr un sueño reparador y de calidad.

También pueden influir otros factores como la dieta, el ambiente o el estilo de vida.

Personas mayores que sufran de enfermedades o problemas como apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, depresión, ansiedad, tos, dolores, etc. pueden acabar sufriendo de trastornos del sueño con mucha frecuencia.

Cuando estas situaciones ocurren, las interferencias que provocan en la vida diaria de las personas mayores son muy elevadas.

Consecuencias de un descanso inadecuado

Cuando descansan de forma insuficiente, las personas mayores a menudo sufren consecuencias tales como dificultad para realizar actividades de la vida cotidiana, irritabilidad, cansancio, dificultades de atención o memoria, aumento del riesgo de caídas, etc.

Estos problemas de sueño continuados pueden llegan a desembocar en graves problemas como:

  1. Insomnio
  2. Hiperinsomnio
  3. Síndrome de las piernas inquietas
  4. Apnea
  5. Sonambulismo
  6. Trastorno del sueño

A menudo también, al ser un trastorno tratable con psicofármacos, para poder descansar muchas personas mayores acaban sufriendo de adicción a dichos psicofármacos.

Ahora que comprendemos mejor las características que envuelven los problemas de sueño que muchas personas sufren a diario, y lo que se ha convertido ya en su realidad cotidiana, procedamos a analizar qué podemos hacer al respecto.

Pautas para mejorar el descanso de las personas mayores

Como hemos mencionado anteriormente, asegurarse de una higiene del sueño adecuada es una pauta básica para todas las personas mayores, en especial las que ya tengas dificultades para dormir de una manera adecuada y conciliar un sueño reparador.

Dentro de la higiene del sueño en ancianos, podemos establecer varias medidas que pueden ayudarnos a minimizar los problemas del sueño en personas mayores:

Establecer horarios

Establecer unos horarios adecuados. Lo más importante en las personas mayores, como ya hemos mencionado en otros artículos de nuestro blog, es establecer unas rutinas regulares a lo largo de los días. Es decir, es importante en este caso que las personas mayores tengan una cierta estabilidad, teniendo por ejemplo una hora fija y adecuada a la que acostarse, levantarse, etc. Rutinas y horarios irregulares a la hora de acostarse dificultan un descanso adecuado en las personas mayores.

Hora de acostarse

Acostarse demasiado pronto también puede ser un problema, ya que las personas mayores a menudo descansan un numero de horas concreto, y en general no muy elevado. Si se acuestan demasiado pronto también se levantarán demasiado temprano, por lo que ya de madrugada no lograrán continuar conciliando el sueño, se levantarán, deambularán, etc.

Si te estás preguntando a qué hora se podría acostar una persona mayor idealmente, también hay que tener en cuenta que no es bueno ir a la cama inmediatamente después de una cena, sobre todo si esta es copiosa. Lo mejor sería acostarse al menos tras dos horas después de haber cenado.

Relajación antes de dormir

Una excesiva estimulación mental antes de acostarse no es adecuada tampoco. Crear un ritual relajante antes de dormir podría ayudar, así como la realización de actividades monótonas, como leer o ver la televisión, para crear un hábito de sueño.

Comidas ligeras

Evitar comidas copiosas y bebidas estimulantes, como café o té. Esto ayudará a estar más relajado y tranquilo momentos antes de la hora de dormirse.

Ambiente agradable

Crear un ambiente adecuado y agradable: tener una cama cómoda, evitar ruidos excesivos, una temperatura agradable, sin mucho calor ni mucho frío, evitar la exposición a la luz por la noche (lámparas, tabletas, televisión en el dormitorio, etc.).

Evitar siestas largas

Evitar las siestas largas durante el día. Si ha dormido o dormitado demasiado a lo largo del día, por la noche es muy probable que no logre conciliar el sueño. No dormir más de 20 minutos de siesta aproximadamente, y no demasiado tarde.

Aire libre y ejercicio

Pasar tiempo al aire libre, especialmente durante la mañana. Así como realización de ejercicio físico en la vejez, pero no antes de acostarse, evitando hacerlo después de aproximadamente las 17.00 horas.

Ir a la cama con sueño

Irse a la cama tan solo si se tiene sueño. Acostarse sin querer dormir solo provoca dar vueltas en la cama y en muchas ocasiones, aumenta la ansiedad por no poder descansar, lo que alimenta el problema.

Un porcentaje del sector de la población en edad avanzada puede llegar a sufrir las consecuencias de una enfermedad tan características como es el Alzheimer. Una patología que hay que distinguir de otros episodios como la demencia senil, y que hay que conocer para saber cómo tratar a una persona con estos síntomas. ¿Qué es realmente el Alzheimer?, ¿cómo hay que cuidar a una persona con Alzheimer?

Conforme la edad avanza en cualquier persona, esta es más propensa a sufrir episodios de demencia, y es más vulnerable a ciertas patologías, tanto físicas, como mentales, crónicas, e incluso sociales. Siempre hay que estar atento a cualquier síntoma que pueda mostrar una persona mayor, sobre todo en casos como el Alzheimer.

Qué es el Alzheimer

El Alzheimer está catalogada como una enfermedad grave, con afección directa a la memoria y el comportamiento de cualquiera que la padece. Lamentablemente, afecta a un porcentaje relevante de personas que superan los 65 años de edad, siendo más frecuente conforme avanza la vejez, y los síntomas también aumentan.

Se trata de una enfermedad progresiva y que actualmente no tiene cura, por eso es recomendable tomar medidas para el cuidado personas de aquellas personas mayores que sufren Alzheimer.

Síntomas de la enfermedad

El envejecimiento está asociado a ocasionales pérdidas de memoria o capacidad para recordar algo en un momento concreto. Esto es algo habitual, pero cuando se convierte en rutina o las pérdidas de memoria en ancianos son recurrentes, es cuando hay que prestar atención a su evolución.

Existen determinados signos que están relacionados con la pérdida de memoria y un cambio significativo en el comportamiento de la persona mayor. Entre los estados de alerta más concluyentes para determinar una posibilidad de estar sufriendo está enfermedad se encuentran las siguientes:

  • Desorientación en el espacio
  • Pérdida de memoria a corto plazo y recurrente
  • Problemas de atención
  • Cambios de personalidad y estados de ánimo
  • Disminución del nivel de energía
  • Incapacidad de comunicación. Problemas con el lenguaje oral y escrito
  • Afección a las funciones motoras

Alzheimer y DLC

La comunidad científica ha determinado cómo un inicio de pérdidas de memoria puede derivar en una demencia más severa como es el caso del Alzheimer. En este caso a esta pérdida habitual de memoria en la senectud se le denomina DLC (Deterior Cognitivo Leve). Las personas mayores que sufren este Deterioro Cognitivo Leve tienen ciertos problemas de memoria, pero pueden desenvolverse sin problemas en el día a día. No obstante, suele ser habitual que este tipo de personas mayores acaben sufriendo Alzheimer en algún grado.

Cuidar a personas mayores con Alzheimer

El caso es: ¿Cómo cuidar de una persona que sufre Alzheimer en mayor o menor grado? Como hemos destacado, el Alzheimer no tiene cura, y puede presentarse en grados muy diferentes en función de la persona. Pero es conveniente tratar de facilitarle las vidas a estas personas en edad avanzadas que requieren de unos cuidados especiales y ayudas en su vida diaria.

Para llevar una vida adecuada a las necesidades de una persona mayor con Alzheimer te recopilamos una serie de recomendación que te ayudarán a sobrellevarlo y a mejorar el bienestar de estas personas mayores.

  • Crea horarios y adapta la rutina
  • Comunícate llamando por su nombre a la persona y en un tono amable, cercano y captando su atención
  • Mantén una rutina familiar e involucra a esta persona en las tareas de la casa
  • Planifica actividades para motivar e incentivar su avance
  • Evita situaciones que le provoquen estrés o desorienten
  • Mantén una rutina de dormir a las horas adecuadas
  • Vigile sitios que puedan considerarse peligrosos, así como objetos
  • Organice la casa para evitar caídas o accidentes y facilítale las cosas para su dependencia

Por último, haga uso de todos los consejos que puedan hacerle los profesionales sanitarios y doctores en el caso particular de su familiar. Y en el caso que fuera necesario, puede contratar personal para el cuidado de pacientes con Alzheimer en casa las 24h.

El cuidado de ancianos es una tarea complicada y puede llegar a resultar muy cansada. Esto empeora si la persona mayor presenta algún trastorno de la conducta, es decir, algún comportamiento disruptivo que dificulta su cuidado.

El que más comúnmente preocupa a los responsables del cuidado de ancianos (las familias, los cuidadores, etc.) es la agresividad, ya sea física (pegar o golpear algo o a alguien) o verbal (quejas, insultos, vejaciones, etc.). Unos episodios de ira en ancianos y comportamiento violento que es necesario controlar.

Comprendiendo la agresividad en personas mayores

Lo primero que tenemos que hacer en el cuidado de ancianos con agresividad es entender a qué nos estamos enfrentando. ¿Cuál es el origen de esta agresividad en personas mayores?

La agresividad es una conducta que se produce en respuesta a un estímulo concreto, o a varios, como una forma de lidiar con la situación. Si queremos dedicarnos al cuidado de ancianos, necesitamos comprender que, aunque sea una conducta indeseable, es la mejor que la persona ha encontrado para expresar sus sentimientos y responder a lo que le está sucediendo.

Origen de esta conducta agresiva en ancianos

Puede deberse a su vez a sentimientos de ansiedad, depresión, tensión, cansancio, demencia, o una mezcla de factores distintos. Habitualmente estos episodios se originan como consecuencia de los siguientes análisis:

  • Reducción de la independencia y facultades físicas
  • Deterioro cognitivo, de memoria y desorientación
  • Episodios de estrés, ansiedad o patologías y afecciones como el Alzheimer y demencias

Una vez comprendido, es necesario saber qué podemos hacer para que el cuidado de ancianos en esta situación sea el adecuado. Lo importante es reducir la conducta, con la intención de progresivamente irla eliminando.

Para ello, es importante seguir una serie de pautas:

Cambiar los antecedentes

La agresividad se produce siempre a consecuencia de uno o varios factores que están influyendo, como hemos explicado. Es importante en el cuidado de ancianos detectar esos factores (antecedentes o estresantes, como por ejemplo, tratar a la persona con infantilismo) y tratar de disminuirlos. Cuanto menos se den esas circunstancias, menos agitada o agresiva se pondrá la persona.

Suprimir refuerzos positivos

Es común que, sin darnos cuenta, estemos reforzando la conducta. ¿Qué pasa si siempre que me pongo nervioso están pendientes de mí, acuden mis hijos a verme, la cuidadora me proporciona un cariño que solo obtengo de esta forma, etc.? que, naturalmente, volveré a hacerlo. No es consciente, pero sí comprensible. En el cuidado de ancianos es importante prestar atención al hecho de que la agresividad no puede convertirse en una forma de lograr las cosas que quiero o necesito.

Reforzar conductas incompatibles

Hay determinadas formas de actuar incompatibles con la agresividad: el cariño, la tranquilidad, estar calmado, hablar despacio, etc.

En el cuidado de ancianos, es necesario reforzar esa conducta. Cuando nos digan algo con calma y tranquilidad, es necesario que los escuchemos y atendamos sus peticiones. Cuando estén cariñosos, prestémosle atención y compañía, etc. Si sienten que estando bien consiguen lo que necesitan, no necesitarán ponerse nerviosos.

Otras técnicas

Otras estrategias en el cuidado de ancianos con trastornos conductuales son, por ejemplo, tratar de reparar el daño causado: si ha tirado algo, que ayude a recogerlo, si ha insultado, que pida disculpas, etc. Es importante que se haga inmediatamente después de lo que ha sucedido y queremos cambiar, así como hacerlo con calma y tranquilidad.

No descartemos también la importancia para cualquiera de nosotros, pero sobre todo cuando hablamos de cuidado de ancianos, de dejarles su espacio e intimidad. Cuando están nerviosos, no es el momento de razonar con ellos. Si podemos, debemos irnos a otra habitación (evitando que sientan que no escuchamos lo que dicen, pero procurando no estar presentes en todo momento, ya que el agobio por nuestra continua presencia podría empeorar su estado de ánimo).

Fomento de rutinas

El cuidado de ancianos también consiste, no solo en reaccionar, si no en hacer prevención mediante realización de otras tareas como ejercicio, jugar, hablar, etc. Que estén animados, contentos y entretenidos.

También, en el “ABC del cuidado de ancianos”, está el establecer rutinas (que las tareas se hagan siempre de la misma manera, a la misma hora, etc.)

Mantener una buena iluminación también puede ser efectivo, ya que la llegada de la noche y la dificultad para ver adecuadamente pueden provocar que el anciano se altere más. El efecto de empeoramiento al anochecer, aumentando agitación y agresividad, es tan común que tiene nombre propio: Sundwing.

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